La defensa de Julian Assange, que ayer pasó la segunda noche entre rejas en Londres, ha empezado a organizarse. Geoffrey Robertson, reputado especialista en derechos humanos que representó al escritor Salman Rushdie, ha aceptado defender al fundador de Wikileaks. La batalla por la figura de Assange, sin embargo, se librará también en internet, donde crecen sus partidarios. Ayer, sin ir más lejos, grupos de hackers prolibertad de expresión cumplieron sus amenazas y lanzaron una campaña de ataques contra webs de firmas relacionadas con el acoso al portal de filtraciones, como Postfinance y Mastercard.

El jefe de Wikileaks, reclamado por la justicia sueca por abusos sexuales a dos mujeres de este país, insistió ayer en la teoría de la conspiración para encarcelarle por la difusión de más de 250.000 archivos secretos de Estados Unidos, que han revolucionado las relaciones diplomáticas en todo el mundo.

Mark Stephens, abogado británico de Assange, señaló que hay "poderes ocultos" que persiguen a su cliente. "Ayer vimos las sonrisitas de los políticos estadounidenses. La trampa se ha activado. Hay poderes oscuros en acción. Después de lo visto hasta ahora, podemos concluir que esto es parte de un plan mayor", afirmó al diario Evening Standard.

"JUICIO PUBLICO" Stephens acusó también a la fiscalía sueca, que reclama la extradición del fundador de Wikileaks, de haber orquestado "un juicio público". Según el letrado, Assange, de 39 años, se ofreció para entrevistarse en Londres con los investigadores, pero estos ni siquiera le dieron detalles de las acusaciones contra él.

Por su parte, el Gobierno australiano brindó ayer protección consular a su conciudadano, que acusa a Canberra de connivencia con EEUU para "matar al mensajero". La Embajada de Australia en el Reino Unido contactó con Assange para asegurarse de que tiene representación legal y de que podrá recibir sus visitas igual que cualquier otro nacional en la misma situación.

El ministro de Exteriores australiano, Kevid Rudd, subrayó que cualquier persona tiene derecho a la presunción de inocencia, horas después de que el propio Assange acusara a su país de colaborar con EEUU para ocultar la verdad. Esta vez, Rudd atribuyó la culpa del flujo de información publicada por Wikileaks a las personas que la han filtrado y al Gobierno estadounidense por no proteger de forma adecuada sus cables confidenciales.

En un artículo firmado en The Australian, propiedad del magnate Rupert Murdoch, Julian Assange señaló ayer que a lo largo de los cuatro años de vida de Wikileaks han "cambiado gobiernos, pero ni una sola persona, que se sepa de momento, ha resultado dañada", mientras EEUU "ha matado a miles de personas solo en los últimos meses".

En internet, los simpatizantes de Assange pasaron definitivamente a la acción. Grupos de ciberactivistas atacaron las webs de Mastercard y de la Fiscalía de Suecia en represalia por sus acciones contra Wikileaks. El sitio de Postfinance, el banco suizo que canceló la cuenta de Wikileaks, también fue víctima de un ataque de denegación de servicio, igual que la web de Claes Borgstrom, el abogado que representa a las dos mujeres que acusan a Julian Assange de abusos sexuales.

Visa, la segunda multinacional de tarjetas de crédito que cerró las puertas a Wikileaks --como lo hicieron antes las norteamericanas Amazon, PayPal y EveryDNS-- no fue atacada directamente, aunque será demandada por Datacell, una firma islandesa que actuaba de intermediaria en las donaciones a Wikileaks, según anunció ayer la propia

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