La reacción del Ejército francés al grave incidente de Carcasona fue ayer inmediata. El general Bruno Cuche, jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, presentó la dimisión al presidente, Nicolas Sarkozy, que el lunes había exigido explicaciones a "toda la cadena de mando" por la actuación de un sargento que utilizó fuego real en un simulacro de liberación de rehenes y causó 17 heridos. La dimisión fue anunciada por el palacio del Elíseo en un comunicado que pilló a contrapié al ministro de Defensa, Hervé Morin, quien simultáneamente había reclamado a Cuche que ordenara sanciones a niveles inferiores "sin esperar las conclusiones de las investigaciones judicial y del mando" del Ejército que se han abierto. Antes de dimitir, el general Cuche suspendió en sus funciones al sargento, de 28 años.

Al número uno del Ejército le quedaban pocas opciones fuera de la dimisión a la vista de la dureza con que Sarkozy comentó el incidente, en el que observó "negligencias inaceptables" y anunció una "reacción rápida y severa", además de implicar a la cadena de mando.

Esta virulenta reacción puede acrecentar el malestar en el Ejército, solo dos semanas después de anunciarse una reducción de 54.000 plazas dentro de una reforma calificada de "impostura" por un grupo de generales en un artículo publicado en el diario conservador Le Figaro y firmada con el seudónimo Surcouf.

"CRISIS DE CONFIANZA" Algunos analistas destacaban ayer que nunca en un caso parecido protagonizado por un policía se había exigido la dimisión del director general del cuerpo. "El jefe del Estado la toma con la jerarquía; es una crisis de confianza entre el Elíseo y la institución militar", declaró bajo la condición de anonimato un oficial a la agencia AFP.

El sargento implicado en los hechos fue presentado ayer ante el juez, que debía imputarlo por "heridas involuntarias".