Las fuerzas norteamericanas en Irak detuvieron el pasado viernes a 11 militares turcos sospechosos de instigar un atentado contra un gobernador kurdo en el norte iraquí. "Es un hecho repugnante que no debería haber sucedido", respondió ayer, tras conocer la noticia, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan.

El jefe del Gobierno turco aseguró que había exigido a Washington la liberación inmediata de los tres oficiales y los ocho suboficiales detenidos en Suleimaniya, bastión del la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK). Los detenidos forman parte del contingente que mantiene desplegado Ankara en el norte de Irak para perseguir a militantes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), la guerrilla kurda de Turquía.