El Gobierno español ha cruzado los dedos durante los últimos meses para que la declaración de independencia de Kosovo se hiciera después del 9 de marzo, pero todo apunta a que ese momento llegará mañana. Los dos principales temores del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, son la resonancia que pueda tener en la campaña electoral y las nuevas alas que puede procurar a los independentistas. Según fuentes diplomáticas españolas, el Ejecutivo rechaza cualquier paralelismo de la historia de Kosovo con la de Euskadi y Cataluña, pero es consciente de que la independencia de Kosovo puede generar una ola de resoluciones de apoyo en ayuntamientos y los dos parlamentos autonómicos, aunque el efecto de que prosperen sea casi nulo.