La pelota está ahora en el tejado de Elizabeth Warren. De ella va a depender en gran medida que la izquierda estadounidense mantenga sus opciones para conquistar la nominación demócrata en la Convención de Milwaukee. La consolidación de todo el voto moderado en torno a la figura de Joe Biden se antoja un obstáculo insalvable para Bernie Sanders a menos que la senadora por Massachusetts se retire de la carrera y le conceda su apoyo.

Una opción que ha ganado muchos enteros tras sus malos resultados en el supermartes, donde no pasó de la tercera plaza en ningún estado, ni siquiera en su feudo de Nueva Inglaterra. Objetivamente su camino se ha cerrado, como reconoció su jefe de campaña el martes. «Anoche nos quedamos lejos de nuestros objetivos para ser viables y estamos decepcionados», dijo Roger Lau.

Esa unión de fuerzas de la izquierda lleva tiempo siendo reclamada por sus organizaciones de base, desde el Sunrise Movement al Partido de las Familias Trabajadoras. La presión se ha acentuarse en las últimas horas.

Sanders reconoció ayer que habló con Warren por teléfono, pero la decisión de la senadora sigue en el aire. «Me dijo que está reevaluando su campaña y que no ha tomado todavía una decisión», afirmó a los medios. Ideológicamente, la fusión tendría sentido. Aunque ella se define como capitalista y él como un socialista democrático, ambos reniegan del modelo neoliberal, consideran que el dinero de las grandes industrias ha corrompido la política estadounidense y creen que el sistema ha degenerado en una «oligarquía» que solo funciona para los ricos.

En sus mítines fustigan por igual a los multimillonarios y proponen soluciones similares para resucitar al Estado de Bienestar con programas costeados con impuestos a las corporaciones y las grandes fortunas.

Warren siempre ha dicho que en esta carrera jugaba la «partida larga». Su intención era ir acumulando delegados para tener voz en la Convención o, en el mejor de los escenarios, beneficiarse del rechazo a la polarización que representan Biden y Sanders para convertirse en la alternativa de consenso. Pero ya no es una opción realista. Su campaña ha reconocido que se está replanteando su continuidad. «Es importante darle el tiempo y el espacio necesario para que pueda decidir los próximos pasos», escribió Lau.

Warren, el martes solo superó el 20% de los votos en su estado de Massachusetts, pero en el resto osciló por encima del 10%, unos votos que podrían relanzar los alicaídos ánimos de las huestes de Sanders tras el supermartes.