Los equipos de rescate informaron hoy del hallazgo de siete cadáveres más por la explosión de un oleoducto de la compañía Sinopec el 22 de noviembre en Qingdao (este de China), por lo que la cifra total de fallecidos por uno de los peores accidentes laborales del año en el país asiático ascendió a 62.

El último cuerpo sin vida fue recuperado ayer, lunes, mientras 136 de los 150 heridos por el accidente continúan hospitalizados, señalaron las fuentes a través de la agencia oficial Xinhua.

El suceso ocurrió cuando unos trabajadores reparaban una fuga en el oleoducto que se había iniciado horas antes.

La explosión creó una enorme zanja en el terreno y causó grandes daños a edificios residenciales de la zona, destrozando además numerosos vehículos que circulaban por una carretera contigua.

En la misma zona del accidente se produjo un accidente similar en 1989, cuando varias explosiones de cinco tanques petroleros dejaron 19 muertos y 78 heridos.