El maremoto mató a más de 162.000 personas, arrasó casas, arrolló las carreteras y las vías del tren y también les robó dos de sus principales medios de vida: la pesca y la agricultura. La organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) exhortó ayer a los países afectados a eliminar el agua de mar que inundó las tierras de cultivo. Paralelamente, la FAO ha empezado a distribuir las ayudas para reparar los miles de barcos y aparejos de los pescadores que fueron destruidos y reflotar así un sector capital de las economías de estos países. Según el Banco Asiático de Desarrollo (ADB), el tsunami ha creado dos millones de pobres más.

"La tierra húmeda de agua de mar es un problema muy serio que necesita una atención inmediata", dijo Jacques Diouf, director de la FAO. Si la tierra se seca sin haber retirado el agua salada, perderá fertilidad y los problemas "serán irreversibles".

Este proceso de limpieza --muy costoso económicamente-- se podría hacer con máquinas que bombeen el agua o con la creación de ríos artificiales, en el caso de que el agua esté en la superficie. Si se ha filtrado al subsuelo y ha afectado a los acuíferos, además del bombeo, los técnicos recomiendan echar más agua dulce para rebajar el porcentaje de sal. La FAO no ha hecho ningún cálculo del desembolso que supondría esta operación ni de la extensión de tierras afectadas. El agua salada está matando poco a poco a miles de árboles frutales, la mayoría de bananas y mangos.

SIN HIELO NI NEVERAS En cuanto al sector pesquero, Jeremy Turner, jefe de este departamento en la FAO, explicó que un primer informe de la situación señala que en Sri Lanka murieron más de 7.500 pescadores y que otros 5.600 están desaparecidos, mientras otros 5.000 se han visto obligados a desplazarse con sus familias. Sólo en ese país, el maremoto destruyó el 80% de barcos (unos 19.000 en total) y el 90% de los puertos pesqueros fueron devastados por las olas gigantes, además de las fábricas de hielo, las cámaras de refrigeración, los talleres y los varaderos.

Similar situación vive Indonesia, donde ha desaparecido el 70% de la flota, Maldivas (el 33%) y la India, donde 300.000 pescadores se han quedado en paro. Incluso en el continente africano, en Somalia, el zarpazo del mar alcanzó a 2.600 naves.

RUMORES PELIGROSOS Además, la FAO ha lanzado un llamamiento para que los ciudadanos coman pescado, un elemento básico de la dieta en estos países. Muchos supervivientes lo han quitado de su menú diario por miedo. "Hay rumores de que es peligroso consumir pescado que haya estado cerca de los cuerpos de las víctimas del maremoto o que se hubiera alimentado de éstos", anunció ayer la FAO en una nota de prensa. "De acuerdo con la información disponible, no está demostrado, desde el punto de vista epidemiológico o de otro tipo, que haya aumentado el peligro de contraer enfermedades por consumo de pescado o mariscos en las regiones damnificadas", continúa el texto.

Pese a estas cifras de muertos y parados y los temores de los ciudadanos del Sureste Asiático, la Organización Mundial de la Salud dio una buena noticia: los temores iniciales a que las epidemias causaran tantos muertos como el maremoto no se harán realidad, gracias a que los supervivientes han accedido rápidamente a agua limpia.