No hubo, como algunos especulaban, ni semanas, ni meses, ni años de incertidumbre. Menos de 24 horas después de que el Gobierno de Colombia anunciara la muerte del comandante máximo de las FARC, el septuagenario Tirofijo , la propia guerrilla confirmó la noticia y puso freno a los rumores sobre su sucesor. Se trata de Alfonso Cano, hasta ahora el principal ideólogo del movimiento guerrillero, un intelectual surgido de una familia de clase media de la capital, antropólogo y, para muchos, el más dialogante entre los miembros de la cúpula rebelde (el llamado secretariado). El relevo, dicen los analistas, augura nuevos tiempos para el país.

"Se ha marchado el gran líder", señaló Timoleón Jiménez, alias Timochenko , miembro del secretariado, en un vídeo difundido ayer por televisión. El responsable guerrillero explicó que Pedro Antonio Marín, más conocido como Manuel Marulanda , falleció el 26 de marzo víctima de un paro cardiaco, y que en el momento de su muerte estaba "en brazos de su compañera y rodeado de su guardia personal".

Pero no hay vacío de poder. Tras subrayar el "liderazgo" y la "capacidad militar" que, dijo, fueron señas de identidad de Tirofijo , Jiménez dio el nombre de quien dirigirá a partir de ahora los destinos de la guerrilla más antigua de América; un nombre --el de Cano-- que para muchos anticipa desde ya un profundo cambio dentro de la guerrilla.

Su nombramiento arrastra consigo la derrota del ala militar dura de la guerrilla, pues el relevo siempre fue cosa de dos: por un lado, Cano, y por el otro, Jorge Briceño, alias el Mono Jojoy , símbolo del todo vale que en los últimos lustros tanta popularidad le ha hurtado a las FARC. Analistas como Alfredo Rangel, de la fundación Seguridad y Democracia, dicen que es una consecuencia del debilitamiento de la guerrilla. El analista aseguró que la muerte de Tirofijo puede acelerar el intercambio de rehenes por presos de la guerrilla.