Un fallo catastrófico del fisco británico ha puesto en peligro la seguridad de millones de familias del Reino Unido y ha arruinado la reputación gestora del Gobierno de Gordon Brown. El ministro de Finanzas, Alistair Darling, dejó ayer estupefacto al país al anunciar en el Parlamento la pérdida de dos discos informáticos que contenían los datos personales y confidenciales de 25 millones de ciudadanos, todos los beneficiarios de subsidios familiares.

Paul Gray, director de los servicios fiscales, ha cesado en el cargo. La información perdida incluía nombres, fechas de nacimiento, direcciones particulares, números de la Seguridad Social y detalles de las cuentas bancarias de 7,25 millones de familias.

Según Darling, los dos discos, con las copias de los ficheros, fueron enviados por correo ordinario el 18 de octubre por funcionarios de la oficina del fisco (Revenue and Customs, HMRC) a la Oficina Nacional de Auditoría (NAO). La documentación jamás llegó a su destino. El ministro de Finanzas fue informado del extravío el 8 de noviembre. La policía ha abierto una investigación y los bancos han sido alertados. Darling repitió que no se ha detectado ningún indicio de que tras la pérdida haya algún tipo de operación fraudulenta. Sin embargo, pidió a los ciudadanos que revisen los extractos de sus cuentas bancarias.

El ministro, que lo calificó de "fallo extremadamente grave", achacó el error a los funcionarios del fisco que no respetaron en el envío las normas de protección de datos. El responsable conservador de Finanzas, George Osborne, acusó al Gobierno de "incompetente", al haber cometido "un fallo catastrófico".