A nueve días de la fecha límite para pactar una ampliación sustancial de los poderes regionales en Bélgica, que exige Flandes, no existe ninguna base para un posible acuerdo. La confianza entre los partidos francófonos y flamencos es nula, los conflictos lingüísticos alrededor de Bruselas se agravan y los dirigentes flamencos amenazan públicamente con imponer su mayoría demográfica. El primer ministro belga, el democristiano flamenco Yves Leterme, reconoció que "si se continúa así no se alcanzará el acuerdo" el 15 de julio. "Estamos al borde del precipicio", dijo.

Los partidos flamencos reclaman una regionalización de las ayudas familiares, la política de empleo o el seguro del paro, entre otros aspectos. Los francófonos rechazan esas revindicaciones porque forzarían un severo recorte de la protección social para la comunidad francófona.