La guerra en Irak y Afganistán es también un conflicto de cifras. The Washington Post publicó ayer un informe elaborado por demócratas en el Congreso que afirma que el coste oculto del conflicto eleva la factura que ha pagado hasta ahora EEUU a alrededor de un billón de euros, en lugar de los 550.000 millones de euros que admite la Casa Blanca. O lo que es lo mismo: a una familia tipo de cuatro miembros las guerras promovidas por George Bush le han costado hasta ahora unos 13.600 euros.

Cifras considerables que surgen de aplicar a la inversión directa en la guerra lo que el informe califica de costes ocultos: unos precios del petróleo más altos a causa, entre otros motivos, del conflicto, los gastos de tratamiento de los heridos y los intereses del dinero pedido prestado. "Lo que el informe deja claro es que el coste en vidas perdidas y dólares gastados es trágicamente inaceptable", declaró al Post el senador demócrata Charles E. Schumer.

El coste de las guerras, con cifras actualizadas, sigue siendo inferior al de la segunda guerra mundial pero superior al del conflicto en Vietnam y al de la guerra del Golfo. El informe también cuenta las pérdidas asociadas a la movilización de la Guardia Nacional y calcula que, si todo sigue igual, en la próxima década los costes se duplicarán. Motivo más que suficiente, dicen los demócratas, para poner fin al conflicto si no por motivos morales o políticos, por simples razones económicas.

El informe se hace público en un momento en que la actividad del Congreso para intentar forzar a Bush a un repliegue se ha enfriado y cuando las noticias procedentes de Irak hablan de un descenso de la violencia, hasta el punto de que en la Casa Blanca se habla de avances con algún argumento sólido. También es justo ahora cuando la primera brigada prevista en la reducción de tropas anunciada por Bush en septiembre está empaquetando sus equipos para regresar a casa. Por eso, pese a que ayer algunos expertos en financiación militar ponían en duda algunas cifras del informe, los demócratas usan ahora el dinero para mantener el sentimiento contrario a la guerra.