Hollywood ya tiene un rival: las producciones del Pentágono. La estatua de Sadam Husein que cae; el rescate de la soldado Jessica Lynch; George Bush disfrazado a lo Top Gun ante la pancarta con el lema misión cumplida . Y ahora la apoteosis: el monstruo barbudo despiojado.

La mayor parte de las imágenes chocantes de la guerra de Irak no han sido filmadas en directo por cámaras y periodistas: han sido preparadas por eficaces comunicadores . Las que fueron difundidas el pasado domingo del derrocado presidente iraquí fueron particularmente cuidadas. El estilo, el de un vídeo aficionado, sin sonido.

Negro sobre blanco

No se reconoce de inmediato al exdictador. Primero se ve a un médico o enfermero pulcro, calvo y con guantes, examinando un cráneo rudo y sucio, ante una pared de baldosas blancas. La pelambrera se endereza. Aparece un barbudo. Shock. ¿Es él?

Después, otra imagen: la misma pared blanca, el mismo hombre, pero afeitado. Le han dejado, eso sí, su bigote. La primera imagen debía impactar a los espíritus; la segunda tenía una función de validación: es él, es su bigote.

Estas imágenes fueron escogidas por los servicios del Pentágono con un doble objetivo: mostrar a la opinión pública árabe que Sadam no es Saladino y disipar en Irak toda duda sobre la suerte del exdictador. ""Tienen mucho sentido", comenta Robert Thompson, director del centro de estudios de la televisión popular de la Universidad de Siracusa (Nueva York). "Insisten en la extrema vulnerabilidad de Sadam. Está bajo control. No es golpeado, pero es examinado: se le trata como a un paciente".

Hacía meses que el Pentágono se preparaba para el anuncio de la captura del dictador iraquí. Los responsables de comunicación no querían repetir los errores que siguieron a la muerte de los hijos de Sadam. Pese a que se mostraron los cadáveres de Udai y Qusai, muchos iraquís se resistían a creer en su desaparición.

Durante el verano, se editó un documento interno, bautizado como HVTI (High Value Target 1 , objetivo 1 de alto valor), que preveía la mejor manera de anunciar el eventual arresto de Sadam Husein. Según publicaba el diario The New York Times , este plan mediático fue sometido a la aprobación del presidente George Bush. Según el plan, el anuncio debía hacerse desde Irak, los iraquís debían participar y las imágenes del dictador capturado debían difundirse lo más rápidamente posible en todo el mundo.

Dos escenarios

Un experiodista, Gary Thatcher, director de comunicaciones de la Autoridad Provisional de la Coalición, dirigió los preparativos. Dibujó dos escenarios: Sadam muerto y Sadam vivo. En el primer caso, una prueba de ADN debía ser llevada a cabo muy rápidamente.

En todas las hipótesis, el anuncio lo debía de hacer un iraquí. Fue Jalal Talabani, dirigente kurdo del Gobierno iraquí, quien se encargó de realizarlo antes de que Paul Bremer, administrador civil estadounidense, lo confirmara en Bagdad.

Las imágenes del examen médico realizado a Sadam superaron todas las esperanzas de los comunicadores del Pentágono. Demostraron que "es un ordinario mortal, no un superhombre y que ya no constituye ninguna amenaza", se felicita Gary Thatcher.

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