En solo dos años, Romano Prodi saneó la economía, pero Italia se resiente de la coyuntura internacional (petróleo, cereales y euro caros en un país que exporta manufacturas e importa energía) y de lastres del pasado, como la mayor deuda pública de Occidente (103% del PIB), por la que paga 70.000 millones de euros al año de intereses. Para este año se prevé crecer el 0,3%, tras el 1,5% del 2007, con una inflación del 3,3%, un 6,6% de paro --la mejor tasa de los últimos años--, un déficit público del 2,4% del PIB y la más alta evasión fiscal europea, de 200.000 millones.