El líder norcoreano, Kim Jong-il, recibió hoy al frente de una gran multitud en una plaza de Pyongyang al presidente surcoreano, Roh Moo-hyun, lo que marca el inicio de una histórica cumbre en busca de la paz en la península de Corea. Un apretón de manos entre los dos líderes en la alfombra roja dio inicio a una solemne y ordenada ceremonia de bienvenida, mientras miles de personas aplaudían y gritaban con entusiasmo y mujeres vestidas con el traje típico Hanbok agitaban flores de papel de color rojo y rosa.

La presencia de Kim Jong-il dio especial relevancia al acto pues en principio se había anunciado que acudiría el "número dos" del régimen comunista norcoreano, Kim Yong-nam, pero es conocido que al líder norcoreano le gusta improvisar. Tras un trayecto por carretera de unas cuatro horas, que incluyó un simbólico camino a pie a través de la frontera entre las dos Coreas, Roh llegó hoy a Pyongyang en una limusina descubierta, saludando de pie a la multitud que no dejaba de aplaudir.

Tras el apretón de manos con Kim, a quien no había visto nunca, Roh y su esposa saludaron a las autoridades norcoreanas, vieron un corto desfile militar y fueron agasajados con ramos de flores con los que el presidente surcoreano saludó a la multitud. En un mensaje escrito, el presidente surcoreano confesó su "emoción" por la "calurosa bienvenida" recibida de los ciudadanos de Corea del Norte.

Ésta es la segunda vez en más de medio siglo de historia que los líderes de las dos Coreas celebran una cumbre y en la anterior ocasión, en el 2000, también estuvo Kim Jong-il y se celebró en Pyongyang. A diferencia de entonces, Kim no acompañó en el mismo coche al presidente surcoreano, que se dirigió al Palacio Paekhwawon donde se alojará hasta que el jueves próximo concluya la cumbre.

Está previsto que esta noche Roh sea agasajado con un banquete de gala por el "número dos" del país comunista.