La organización Human Rights Watch (HRW) pidió hoy llevar ante la Corte Penal Internacional a 74 oficiales del Ejército sirio, a los que identificó como responsables de ordenar el uso de fuego real contra los manifestantes opositores al régimen.

"Son crímenes contra la humanidad y deben ser castigados", declaró a Efe el director de comunicación para Oriente Medio y el Norte de África de la ONG, Omar al Isawi, que calificó la situación en Siria de "demasiado grave e inaceptable".

"Esto no es solo cosa de Human Rights Watch, de Naciones Unidas o del Consejo de Derechos Humanos es una cuestión de una importancia tremenda que afecta a todo el mundo", manifestó Al Isawi, que subrayó la necesidad de que el Consejo de Seguridad de la ONU lleve el caso de la represión siria ante la justicia internacional.

En un informe publicado hoy, esta organización pro derechos humanos recoge los testimonios de unos sesenta militares disidentes de las tropas del régimen de Bachar al Asad. "Soldados desertores nos dieron nombres, rangos y posiciones de quienes dieron las órdenes de disparar y matar", aseguró en un comunicado la directora adjunta de Emergencias de la ONG, Anna Neistat, que agregó que el informe salpica a "los cargos más altos del Gobierno sirio".

En ese documento, unos sesenta desertores identifican a 74 comandantes del Ejército sirio "responsables de los ataques a manifestantes desarmados", que incluyen palizas, torturas, ejecuciones sumarias y denegación de la atención médica a los heridos.

La ONG concluyó que los líderes militares y civiles sirios tienen conocimiento de las violaciones cometidas por las fuerzas de seguridad contra los manifestantes, pero que el hecho de que las autoridades las nieguen representa un "fracaso para cualquier acción significativa para detener estos abusos".

Uno de los disidentes entrevistados, Amjad, relató que el comandante de su brigada ordenó a los soldados desplegados en la provincia de Deraa (sur) disparar contra los manifestantes diciendo: "Nadie os pedirá explicaciones, utilizad tantas balas como queráis".

En otro testimonio, un desertor que se identifica como Hani recordó cómo durante una campaña de arrestos en el barrio de Moadamiya, en Damasco, un coronel les pidió que golpearan con fuerza a la gente en la cabeza y les recomendó no preocuparse por las consecuencias. "Mi corazón hervía por dentro, pero no podía demostrarlo porque sabía lo que me pasaría", contó Hani, cuya unidad propinó palizas a los opositores al régimen del presidente Al Asad, que desde el pasado mes de marzo piden su caída.

Tres de los desertores describieron ejecuciones sumarias de diecinueve personas, entre ellos soldados que se negaron a cumplir las instrucciones de sus superiores y disparar contra los manifestantes. "En algún momento el coronel se dio cuenta de que Yusuf solo disparaba al aire", relató el soldado Habib, que narró cómo el mejor amigo de Yusuf en la brigada se vio obligado a dar la orden de ejecución a un francotirador que "disparó a Yusuf dos veces en la cabeza".

Habib aseguró que al día siguiente la televisión siria mostró su cadáver e informó de que había sido ejecutado por terroristas, una versión que, en su opinión, a menudo repiten las fuerzas de Al Asad para explicar las muertes de soldados de sus propias filas.

Los últimos datos de la ONU revelan que, hasta el momento, más de 5.000 personas han perdido la vida a causa de la represión que el régimen sirio ejerce sobre sus opositores.