Cerca de 10.000 personas asistieron el viernes al cierre de campaña del derechista Aníbal Cavaco Silva (66 años), que escogió Lisboa para expresar sus últimas palabras antes de los comicios de hoy. El exprimer ministro socialdemócrata aparece en primer lugar en los sondeos. Si necesitará o no de una segunda vuelta para llegar al palacio de Belém (sede de la presidencia) depende de los indecisos, más de un millón de los 8 millones de portugueses con derecho a voto.

A pesar de las encuestas, el exprimer ministro conservador no quiso contagiarse de la euforia, aunque dijo que "siente una ola de esperanza que recorre todo el país" que puede convertirle en el 20º presidente de Portugal desde la instauración de la República, en 1910; el cuarto de los 31 años de democracia lusa.

TRIUNFO PARA HOY El profesor de Economía dice que un triunfo contundente suficiente en la primera vuelta sería ideal, porque así tendrá "más fuerza para poder asegurar la estabilidad política y económica que necesita el país". Que se cumplan o no las perspectivas cavaquistas dependerá de la decisión de los que el viernes no habían resuelto qué papeleta meter en la urna. Aunque los sondeos publicados casi no variaban en cuanto al reparto de porcentajes de votos entre los principales candidatos (Cavaco, 52%-53%; y los socialistas Manuel Alegre, 16%-21%, y Mário Soares, 12%-16%), no pasaba lo mismo con los indecisos. Según las encuestas hay entre uno y dos millones de indecisos. Una horquilla peligrosamente amplia para los cavaquistas.

Según un estudio realizado por el Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa sobre el comportamiento electoral de los portugueses, en las últimas generales (en las que el Partido Socialista logró mayoría absoluta) el 4,5% de los votantes decidió a quién iba a votar durante el día de reflexión y el 7,9% lo hizo el mismo domingo de elecciones. Esta vez, el porcentaje de indecisos se encuentra entre el 10% y el 23%, según las encuestas.

A LA CAZA DEL VOTO A por ellos, a por los indecisos, fue el veterano socialista Soares (81 años), que cerró la campaña en el norte. Soares, exprimer ministro y expresidente, aprovechó el viernes para dar un paseo por su pasado. Junto a muchas personas que quieren volver a ver al fundador del PS en el palacio de Belém, Soares se subió al tren en el que hace más de 30 años volvió a Portugal desde el exilio, cruzando la frontera española desde Galicia. Entonces, lo llamó "el tren de la libertad", ya que regresaba en él tras la caída de la dictadura; ahora, el mismo tren, que no ha cambiado mucho desde entonces, ha sido bautizado "el tren de la victoria".

"Hasta el final siempre debemos creer que se va a producir una sorpresa", volvió a decir en Oporto, donde participó en la última cena arropado por varios ministros del Gobierno de José Sócrates. El primer ministro dio a Soares su apoyo y el de su partido antes de que el socialista anunciara su candidatura. Sócrates puede tener problemas en el partido por esta apuesta si Soares queda por detrás de Alegre, quien no ha contado con el apoyo del aparato. Alegre se presenta como "el candidato mejor situado para enfrentarse a Cavaco Silva en la segunda vuelta". Los portugueses deciden hoy si le darán esa oportunidad.