El Ejército israelí volvió a actuar en la madrugada de ayer en Gaza, causando una nueva matanza. La invasión de los campos de refugiados de Al Bureij y Nuseirat, que iba a ser, según fuentes militares, una "operación precisa" contra la "infraestructura terrorista", acabó convirtiendo la zona en un campo de batalla en el que murieron 15 palestinos --cuatro de ellos menores, de entre 11 y 16 años--, y otros 72 resultaron heridos.

Con nocturnidad, decenas de blindados y tanques encararon el camino hacia los campos de refugiados, apoyados por tropas de infantería y dos helicópteros Apache. Pero en su avance fueron repelidos por palestinos armados, que habían sido convocados desde los altavoces de las mezquitas. Los militantes se enzarzaron en duros enfrentamientos armados, lanzaron cohetes antitanque y detonaron explosivos al paso de los blindados.

BATALLA DE SIETE HORAS Durante siete horas, entre las 03.00 y las 10.00 horas, las calles de Al Bureij y Nuseirat fueron escenario de la batalla más sangrienta que se recuerda en la franja de Gaza desde octubre del 2002, cuando 19 palestinos perdieron la vida en el campo de refugiados de Jan Yunis, en otro desigual cuerpo a cuerpo. Los feroces combates acabaron con la vida de cuatro niños, diez militantes palestinos --nueve de ellos de Hamas y un décimo miembro de la resistencia popular--, y un agricultor. Hubo 72 heridos, 30 de ellos niños que habían estado lanzando piedras a los soldados israelís desde primera línea.

Las víctimas fueron alcanzadas en su mayoría por los tiradores de elite del Ejército israelí que tomaron tres viviendas de varias plantas situadas en el perímetro de los dos campos de refugiados, separados por una calle. A los propietarios de las viviendas ocupadas les distribuyeron unas octavillas en las que se leía: "En la zona donde vives actúan terroristas que con sus actos nunca consiguen para tí ni para el pueblo palestino ningún logro y ni un rayo de esperanza".

Las organizaciones islámicas Hamas y la Yihad juraron venganza y advirtieron a Israel de que habrá una respuesta "contundente" a este "crimen horrible". Una venganza que buscan desde la semana pasada cuando Israel mató a seis militantes de estas organizaciones.

DESPUES DE EREZ El Ejército israelí se afanó en asegurar que se trataba de una operación ya planeada, con el objetivo de prevenir ataques contra objetivos israelís. Pero a nadie se le escapa que esta invasión ocurrió sólo horas después de que fuera abortado un intento de atentado en el paso de Erez, operación que se saldó con 6 palestinos muertos y otros 19 heridos.

La Autoridad Nacional Palestina (ANP) reaccionó con contundencia. El primer ministro, Ahmed Qurei, acusó a su homólogo israelí, Ariel Sharon de practicar "terrorismo de estado". Qurei condenó la invasión e instó al Consejo de Seguridad de la ONU y al cuarteto de Madrid (Rusia, Estados Unidos, la Unión Europea y Naciones Unidas) a intervenir y "frenar la agresión".

Lo cierto es que en las últimas semanas se han intensificado las operaciones en la Franja de Gaza. Y esta actividad coincide con el anuncio de Ariel Sharon de llevar a cabo un plan de separación unilateral de Gaza, que incluye la evacuación de gran parte de los asentamientos de la Franja. Cuando esta iniciativa se hizo pública, los analistas israelís auguraron un mayor número de acciones contra terroristas para limpiar el terreno antes de la retirada.