El primer ministro británico, Boris Johnson, romperá definitivamente todos los lazos del Reino Unido con la Unión Europea el 31 de diciembre del 2020, haya o no haya acuerdo. En una de sus primeras decisiones tras ser elegido en las urnas, Johnson endureció los términos de la negociación del brexit con Bruselas al anunciar que bloqueará legalmente la ampliación del periodo transitorio más allá de finales del próximo año. Con esta medida aumenta la posibilidad de que los británicos dejen la UE sin acuerdo alguno. Las fuerzas de la oposición han calificado de «irresponsable» el paso, que obliga a las empresas a tomar medidas ante la amenaza de nuevo de una ruptura sin red.

«La pasada semana el público votó por un Gobierno que resuelva el brexit para que el país pueda seguir adelante y eso es exactamente lo que vamos a hacer, comenzando esta semana», señala la nota divulgada por Downing Street. «Nuestro programa electoral deja claro que no ampliaremos el periodo de transición y la nueva ley del acuerdo prohibirá legalmente que el Gobierno acepte ninguna extensión». Johnson también se dispone a eliminar el derecho a que los diputados puedan supervisar la segunda fase de las negociaciones con la UE.

Hasta ahora, y por mutuo acuerdo, el periodo de transición para negociar un acuerdo comercial con la UE se podía ampliar un año, hasta finales del 2021. La nueva cláusula de la ley del brexit, que votará el Parlamento británico el viernes, elimina esa opción. Johnson quiere lanzar un mensaje de dureza y determinación a los votantes, a los que prometió incansablemente que resolvería el brexit sin dilaciones. Johnson cierra, a priori, la puerta a cualquier flexibilidad con el calendario aunque resolver este tipo de acuerdo comercial en un año es casi imposible. El jefe negociador de la UE, Michael Barnier, ya advirtió de que ese plazo «no es realista». Un pacto similar con Canadá necesitó siete años para completarse. El anuncio provocó la caída de la libra esterlina.

Johnson aprovecha su gran mayoría en la Cámara de los Comunes para alinearse con el sector más rabiosamente euroescéptico de los tories. De paso le devuelve el favor a Nigel Farage, a quien durante la campaña logró persuadir para que no presentara candidatos del Partido del Brexit contra escaños de los conservadores. El dirigente prometió a Farage que no extendería el periodo de transición.

SIN CHAMPÁN EN DAVOS / «¡Ustedes no han visto nada aún!», advirtió Johnson eufórico, citando a Ronald Reagan, el difunto presidente de EEUU la víspera de la elección en 1984. Al igual que Reagan entonces, Johnson ha ganado ahora gracias a los votos de la llamada clase trabajadora británica. En la primera reunión tras las elecciones con los ministros de su Gabinete, repitió nuevamente que la victoria electoral se debe a los votos «prestados» de quienes han confiado en ellos, aludiendo a las zonas del norte de Inglaterra, Gales y las Midlands. «Los votantes de este país han cambiado este Gobierno y nuestro partido para mejor», afirmó. «No debemos avergonzarnos de decir que somos el Gobierno de la gente y este es el Gabinete de la gente, y vamos a trabajar de acuerdo con las prioridades de los británicos. Es lo que ellos quieren que hagamos». Por aquello de la imagen, Johnson prohibió a sus ministros ir a la cumbre de Davos, donde concurre la élite del planeta. «Nuestra atención es para trabajar para la gente, no para tomar champán con billonarios», señaló una fuente de su equipo.

LA FRACTURA DE ESCOCIA / La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, recordó que ahora la fractura es más grande que nunca. En el Parlamento autonómico en Edimburgo, Sturgeon anunció la publicación esta semana de sus planes para la transferencia de poderes que permitan a Escocia celebrar en 2020 un nuevo referéndum de independencia y pidió ayuda a los laboristas.