No por esperado deja de ser un suceso noticiable. La visita del presidente de EEUU, Barack Obama, a China ha provocado la detención de disidentes políticos. Es una medida habitual cuando sobre Pekín se concentran los focos globales, ya sea una sesión de la Asamblea Nacional Popular, un Congreso del Partido Comunista de China o unos Juegos Olímpicos.

Uno de los detenidos es Zhao Lianhai, representante de los padres que perdieron a sus hijos después del escándalo de la leche envenenada. También fue arrestado Qi Zhiyong, que perdió una pierna durante la matanza de Tiananmén, o Li Jinping, que se dedica a organizar homenajes a Zhao Ziyang, el líder depuesto por oponerse al uso de la violencia en aquellos sucesos.