La cancillera alemana Angela Merkel se quedó callada ante esta pregunta: «¿Cómo lo haremos para que después de 40 años de trabajo no tengamos que vagar por la estación para recoger botellas?». Fue en medio de un debate televisado cuando Petra, una trabajadora de la limpieza, dejó en evidencia a la líder del país y a un plan de pensiones que solo le proporcionará 654 euros mensuales.

Alemania es la potencia económica más fuerte de Europa, pero ese crecimiento no ha evitado convertirla también en una de las naciones más desiguales del continente europeo. Como Petra, muchas otras personas han visto como el milagro económico alemán no se convertía para ellos en una realidad. Está por ver si en las elecciones del próximo domingo ese descontento se refleja en las urnas.

Cada mañana, Susanne se levanta temprano. Trabajaba en una de las muchas fabricas que hicieron de Magdeburgo la ciudad líder en la construcción de maquinaria pero se quedó en paro cuando su empresa quebró. Sin oportunidades laborales a los 48 años y con una hija, fue a parar a la Magdeburger Tafel, un programa municipal que ayuda a gente pobre y que sirve comida a unas 4.500 personas cada día a un precio simbólico. Tras cinco años sirviendo platos en la cocina, está contenta. «Me gusta este trabajo porque así puedo ayudar a los demás», explica. Con esto y las ayudas del Estado percibe unos 1.000 euros al mes.

Sajonia-Anhalt es un claro ejemplo de esa creciente pobreza. Aquejado por la deslocalización de empresas, primero a la Alemania del oeste y posteriormente a países vecinos con mano de obra barata como Polonia o República Checa, este antiguo Estado comunista es el segundo con un menor PIB por capita y con un mayor riesgo de pobreza de toda Alemania. Un 21,4%.

Alexandra Riessler, directora de la Magdeburger Tafel, lo ve cada día. Además de los desempleados (59%), las familias monoparentales (43,9%) y los refugiados (27,7%) son los más vulnerables. «Sin esta ayuda se quedarían en casa deprimidos», explica. Hay más de 900 organizaciones de este tipo por todo el país.

Aún así, la pobreza es relativa y numéricamente no puede compararse con otros países, como el sur europeo, más aquejados. En Alemania ser pobre significa cobrar menos del 60% de ingresos medios del país, lo que gira alrededor de los 848 euros al mes.

LOS MÁS DÉBILES / Hasta 26 años después la reunificación alemana, el bloque de antiguos länder del este sigue siendo el más perjudicado. La absorción capitalista del mercado socialista oriental y el cambio de divisa llevó a la mayor parte de empresas de la región a la fallida o a huir al otro lado del país. Los niveles de paro se dispararon y aunque los sueldos crecieron siguieron siendo menores que en el oeste. «Las diferencias entre los antiguos bloques no cambiarán.

El sistema mejora lentamente pero hemos dejado a los pobres y a los menos educados detrás», apunta Andreas Knabe, profesor de economía pública de la Universidad de Magdeburgo. Así, según detalla el último informe estadístico del gobierno, en el este hay un 19,75% de pobreza mientras que en el oeste es del 15,93%.

Es aquí donde el llamado milagro alemán parece no haber llegado a la gente. La frustración de un este que a pesar de mejorar sigue por detrás de sus vecinos ha hecho que parte de los ciudadanos se sientan abandonados. Si es cierto que bajo el mandato de Merkel Alemania ha reducido drásticamente el paro hasta el mínimo histórico del 6,7% también lo es que ha crecido el trabajo mal remunerado, una tendencia al alza desde los 90. Y aquí también hay una profunda brecha entre las dos Alemanias. En el este la precariedad laboral afecta al 34,5% de la población mientras que en el oeste se reduce al 19,3%.

EXTREMA DERECHA / Ese descontento es abono para el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD). Haciendo campaña con el 14% de pobreza infantil del país y el 27% en Magdeburgo, los populistas han convertido Sajonia-Anhalt y el este alemán en su feudo ideológico. Pero aunque estas regiones siguen siendo las más precarias del país hay datos optimistas. Desde el 2005, las antiguas áreas de influencia comunista han reducido su riesgo de pobreza mientras que se ha disparado en el resto del país. En los últimos 12 años, la pobreza ha crecido hasta un 6,8%. «Ni todo va tan bien como dice Merkel ni es tan catastrófico como intenta vender AfD. La evolución alemana tiene luces y sombras», zanja Knabe.