El movimiento antiglobalización inició hoy una contracumbre, un día antes de que empiece la reunión del G8, con acusaciones a la Unión Europea (UE), en especial por su política agraria, y a Estados Unidos.

El discurso inaugural de esta contracumbre, que se celebra en la ciudad alemana Rostock, lo pronunció el suizo Jean Ziegler, relator especial de Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación, quien indicó que las subvenciones agrícolas en Europa contribuyen a que haya hambre y pobreza en el mundo.

Ziegler dijo que "un niño que muere de hambre es un niño asesinado". Los ministros de Agricultura de la UE, según Ziegler, podrían terminar "en dos minutos" con las subvenciones, pero no parece haber intenciones en ese sentido y en las grandes cumbres internacionales, como la de jefes de Estado y de Gobierno del G8, el tema del hambre ni siquiera está en la agenda.

El sociólogo filipino y Premio Nobel Alternativo Walden Bello, por su parte, atacó la política con respecto al clima tanto de Estados Unidos como de Alemania y la UE.

Sostuvo que en ese punto no hay realmente diferencias relevantes entre la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente estadounidense, George W. Bush.

Según Bello, tanto Merkel -cuyo país ejerce actualmente las presidencias de la UE y del G8- como Bush siguen considerando el crecimiento económico como algo "sacrosanto", con lo que no pueden encontrar fórmulas para detener la emisión de gases responsables del efecto invernadero.

La contracumbre durará tres días y ha sido convocada por organizaciones como la humanitaria Oxfam, la ecologista Greenpeace y la antiglobalización Attac, algunos sindicatos y grupos religiosos.

Se trata del principal acto en contra de la cumbre del G8 en la ciudad alemana de Heiligendamm y los organizadores se han propuesto distanciarse de los grupos violentos que ya el sábado pasado en Rostock hicieron que una manifestación degenerase en disturbios y enfrentamientos con la Policía.

"Buscamos la confrontación con las palabras, no a pedradas", declaró Karsten Smid, de Greenpeace. También Oxfam tiene como uno de sus principales propósitos en la cumbre resaltar la protesta pacífica y sus contenidos y tratar de reducir el protagonismo que han alcanzado en los medios de comunicación los grupos violentos.

"Esa violencia y su presencia en los medios hace que se pierdan de vista los contenidos y los verdaderos problemas", dijo el portavoz de Oxfam-Alemania, Jörn Kalinski.

En uno de los primeros actos de la contracumbre, Oxfam hizo desfilar por Rostock a figuras que representaban a los jefes de Estado y de Gobierno del G-8, pero con enormes narices de cartón, en alusión al célebre personaje Pinocho al que le creía la nariz cuando mentía.

El propósito de esa acción era recordar a los mandatarios del G-8 la promesa que hicieron en su cumbre de 2005 de aumentar la ayuda al desarrollo hasta llegar a los 50.000 millones de dólares en 2010.

La mitad de esa asistencia debería ir a África, pero hasta ahora lo que ha ocurrido, según Oxfam, es que la ayuda incluso bajó en 2006, por primera vez desde 1997.

"Hoy en día, la ayuda corresponde a la décima parte del gasto militar, un 25 por ciento del cual se debe al gasto de EEUU en la guerra de Irak, y es menos de lo que el mundo gastó en agua embotellada en 2006", según un comunicado de Oxfam, que ha trasladado activistas de España, Brasil y Bolivia a la contracumbre.

Oxfam calcula que, si el G8 incumple su promesa de aumentar la ayuda, ello supondrá la muerte de cinco millones de personas, la mayoría niños. La contracumbre se cerrará el jueves con una gran mesa redonda bajo el título "Hay alternativas".