La OTAN, pese a insistir que no tiene previsto intervenir militarmente en la crisis de Libia, ha anunciado que "se prepara" para poder hacer frente a "cualquier eventualidad". La Alianza Atlántica "sigue muy de cerca" la evolución de la situación sobre el terreno en Libia y "ha tomado nota" de la petición de ayuda militar de los dirigentes de la rebelión contra el régimen autoritario de Muamar el Gadafi en Bengasi, ha declarado el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen.

"La OTAN no tiene intención de intervenir, pero nos preparamos de manera minuciosa para cualquier eventualidad", ha señalado Rasmussen. A pesar de la petición de la oposición a la comunidad internacional para que se realicen ataques aéreos contra las fuerzas de Gadafi, ha añadido Rasmussen, la Alianza Atlántica solo puede intervenir a petición de la ONU y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no ha autorizado de momento el uso de la fuerza contra el régimen libio.

RETICENCIAS

Pese al agravamiento de la crisis en Libia y de la intensificación de los bombardeos por parte de Gadafi, una involucración militar occidental en el conflicto provoca enormes reticencias en las cancillerías europeas por temor a las reacciones que podría desencadenar en el mundo árabe y en los millones de musulmanes residentes en Europa y por el precedente que supondría para la ampliación de facto del papel internacional de la OTAN.

No obstante, la posibilidad de imponer militarmente una prohibición de vuelos en Libia para privar a Gadafi del uso de su fuerza aérea ha comenzado a abrise camino. Gran Bretaña ha conseguido convencer a Francia de respaldar bajo determinadas circunstancias esa iniciativa que impulsan Londres y Washington desde hace días.

"Estamos de acuerdo en reflexionar y preparar la planificación de una zona de exclusión aérea si la amenaza de Gadafi de usar la fuerza contra la población libia se concreta durante los próximos días", ha anunciado el ministro francés de Asuntos Exteriores, Alain Juppé, tras reunirse en París con su homólogo británico, William Hague.

En esa eventual operación "deberían participar también los gobiernos de la región" y debería estar respaldada por la ONU, ha precisado Juppé. "Francia y Gran Bretaña presentarán propuestas audaces y ambiciosas en la cumbre europea" del próximo 11 de marzo, ha añadido Hague, tras asegurar que "no hay diferencias en la posición de EEUU, Francia y Gran Bretaña" sobre la crisis libia.

Alemania, por el contrario, se ha declarado pública y abiertamente en contra de una intervención militar exterior en el conflicto libio, desmarcándose de la estrategia de EEUU y Gran Bretaña y alineándose con la posición de Turquía en la OTAN. "No participamos y no compartimos el discurso de la intervención militar, porque pensamos que sería muy contraproducente", ha afirmado el ministro alemán de Asuntos Exteriores, Guido Westerwelle. "Ahora no es el momento de discutir sobre zonas de exclusión aérea, sino de evacuar a los miles de ciudadanos extranjeros que se encuentran en Libia", ha insistido Westerwelle.