Los parados que rechacen hasta tres ofertas consecutivas de trabajo perderán los beneficios sociales de que disfrutan durante tres años, según un nuevo plan del Gobierno británico. El plan forma parte de una serie de propuestas que deben desembocar en la mayor reforma del sistema de bienestar del Reino Unido desde la segunda guerra mundial. Según el ministro de Trabajo y Pensiones, Ian Duncan Smith, hay millones de personas en el Reino Unido que se han acostumbrado a los beneficios del Estado y comunidades enteras donde varias generaciones de familias llevan años sin trabajar, algo que pretende combatir el nuevo plan. El plan de Duncan Smith consiste en unificar en uno solo, de carácter universal, la complicada serie de beneficios sociales existentes, que van desde la ayuda a la vivienda o por enfermedad hasta el seguro de desempleo, pasando por desgravaciones fiscales por hijos y otros motivos. El primer ministro David Cameron ha advertido desde la cumbre del G-20 de Seul: "Vivir de las prestaciones del paro no será ya una opción".

En declaraciones a la BBC, Duncan Smith ha reconocido que el Reino Unido está saliendo de la recesión, pero ha agregado que "cuando se ofrece un trabajo a la gente, esta tiene que aceptarlo". Según el político conservador, "incluso en la época de crecimiento (de la economía británica) de los últimos 13 años, en la que se crearon cuatro millones de empleos, teníamos casi cuatro millones y medio de personas permanentemente sin empleo". "Esto no puede seguir así", ha dicho Duncan Smith, refiriéndose al hecho, entre otros, de que 1,4 millones de personas llevan hasta nueve años recibiendo algún tipo de beneficios sin trabajar.

FAMILIAS SIN TRABAJO

El Reino Unido tiene uno de los más altos índices de Europa de familias en las que no trabaja ninguno de sus miembros: 1,9 millones de niños viven en ese tipo de hogares. Según el plan gubernamental, si un parado rechaza la primera oferta, se le quitarán los beneficios sociales durante tres meses, si no acepta tampoco la segunda, los perderá durante seis meses y a la tercera negativa, se quedará sin ellos durante tres años.

El Gobierno prevé que con el nuevo sistema aproximadamente 2,5 millones de ciudadanos pobres británicos verán aumentar sus ingresos y que el número de familias que no trabajan se reducirá en 300.000. La coalición conservadora-liberaldemócrata pretende comenzar a aplicar ese nuevo régimen de sanciones para los parados que se nieguen a trabajar a partir del año 2012, antes de que se introduzca gradualmente el nuevo sistema de beneficios unificados.

Los críticos, entre ellos la oposición laborista, se preguntan, sin embargo, cómo se va a encontrar empleo para tanta gente cuando en el sector público van a eliminarse, por las medidas de ahorro, 600.000 puestos de trabajo, y tal vez muchos más en el privado.