Romano Prodi pende de un hilo más que nunca. La dimisión del ministro de Justicia, Clemente Mastella, y el abandono de la coalición gubernamental por parte de su pequeño partido, la democristiana Udeur, ponen en serios aprietos al primer ministro, cuya mayoría en el Senado depende de dos votos. Y la Udeur tiene tres.

Mastella confirmó ayer la decisión de renunciar que había anunciado el miércoles, después de que la Magistratura italiana les acusara a él y a su mujer, Sandra Lonardo --en arresto domiciliario-- de corrupción política. Asimismo, afirmó que a su partido ya no se le puede considerar "dentro de este Gobierno". "A partir de ahora lo apoyaremos externamente", añadió el ministro dimisionario, aunque luego dejó claro que serán "exigentes" y no aceptarán "compromisos" como antes.

El anuncio no fue ninguna sorpresa. Mastella, de 60 años y oriundo de la región sureña de Campania (cuya capital es Nápoles), ha tenido en vilo al Gobierno centroizquierdista de Prodi con continuas divergencias y reiterados amagos de dimisión. Esta vez, sin embargo, ha ido en serio. El primer ministro, que había rechazado en primera instancia su renuncia, se hará cargo provisionalmente del Ministerio de Justicia, mientras espera que Mastella resuelva sus problemas judiciales y los de su familia. Pero para la derecha, encabezada por el exprimer ministro y magnate Silvio Berlusconi, la salida de Mastella es más que un incidente: es "el principio del fin" del Gobierno de Prodi.

Mastella defendió a capa y espada su inocencia y la de su mujer. Rechazó las acusaciones de haber presionado al presidente de la región de Campania, Antonio Bassolino, para recomendar a uno de sus hombres de confianza para un cargo público, y afirmó que "quien ha provocado todo esto tendrá que pagar ante Dios y ante los hombres".

De hecho, el ferviente catolicismo de Mastella y, por extensión, su defensa de las "raíces cristianas" ha proporcionado a Prodi algunos de los mayores quebraderos de cabeza en los 20 meses que lleva al frente de una coalición de 10 partidos. Entre ellos estaba hasta ayer la Unión Democrática por la República (Udeur), un pequeño partido que alcanzó medio millón de votos en las elecciones de abril del 2006, el 1,4% del total. Un resultado que le valió tres escaños en el Senado que fueron clave para configurar la mayoría parlamentaria de Prodi. Mastella aceptó integrarse en la coalición, pero pidió la cartera de Justicia.

INFLUENCIA Consciente de su poder, Mastella no perdió ocasión de ejercer su influencia sobre el Gobierno. El altercado más célebre ocurrió en marzo del 2007, cuando el ministro amenazó a Prodi de retirar su apoyo al Gobierno si se aprobaba un proyecto de legalización de las parejas homosexuales. Su dimisión coincide, además, con la decisión el miércoles de la Corte Constitucional de autorizar la celebración de un referendo para modificar la ley electoral, una cuestión que también creó en los meses pasados tensiones en la coalición. Mastella se ha pronunciado en contra de la reforma del sistema electoral.