Los ataques contra el turismo se han convertido en parte del modus operandi de diversos grupos terroristas, desde ETA a Al Qaeda, pasando por el PKK. Se trata de un objetivo muy desprotegido, donde cualquier atentado consigue importantes efectos psicológicos: a nadie le apetece sentirse amenazado precisamente cuando está de vacaciones.

El propósito es arruinar la industria turística de un país y descargar cierta rabia contra ese gran símbolo del bienestar occidental. Por ello, los grupos que practican tales acciones suelen perder bastantes simpatías internacionales hacia su causa.

*Profesor de Historia.