En el corazón de la última guerra política en EEUU están las ventajas fiscales para las rentas más altas que aprobó George Bush y que Barack Obama y los demócratas querían dejar expirar en el 2010, pero ahora se renovarán dos años más. Los beneficios fiscales que disfruta el 2% más adinerado tendrán en la próxima década un coste de más de 525.000 millones de euros para las arcas públicas.