El presidente liberiano, Charles Taylor, anunció ayer que había aceptado "la invitación" de asilo en Nigeria que le había ofrecido su homólogo Olasegun Obasanjo. El anuncio se produjo apenas 24 horas antes de que el presidente estadounidense, George Bush, iniciara su primera gira por el continente africano. Bush había exigido que Taylor abandonara el poder como condición para la incorporación de un contingente de soldados estadounidenses en la misión de pacificación del país, asolado por 14 años de violencia.

Pese a la decisión, son varias las incógnitas que el presidente liberiano no quiso despejar. El acuerdo con el presidente de Nigeria no establece, por ejemplo, un calendario claro para el traspaso de poder y su exilio. Taylor, que apenas controla un tercio de Liberia, y que es buscado por el tribunal de crímenes de guerra de Sierra Leona, puso, además, como condición que se le garantice una salida ordenada y un proceso de transición sin violencia. "No es descabellado reclamar que se produzca un abandono ordenado del poder", declaró el exdirigente guerrillero acompañado por Obasanjo.

Tampoco queda claro si el acuerdo entre Obasanjo y Taylor incluye una cláusula de garantías para que el presidente liberiano no sea perseguido por la justicia internacional tras ceder el poder.

Con el exilio, EEUU superaría el último obstáculo para el envío de soldados en la primera misión a Africa desde la frustrada intervención en Somalia hace 10 años.