Nota para los despistados: Barack Obama todavía no ejerce como presidente de Estados Unidos. Aún es el presidente electo y aún está formando su equipo de gobierno. Habrá que esperar al próximo 20 de enero a las doce del mediodía --hora de Washington-- para que Obama pase a habitar la Casa Blanca.

Puede sonar a obviedad, pero es que nadie diría que Obama aún no es presidente. De Africa a Detroit, al presidente estadounidense le llegan exigencias, propuestas, ideas, esperanzas y proyectos en muchas ocasiones contradictorios. Y es que no puede ser que palestinos e israelís depositen esperanzas en Obama, por decir algo. Siendo bueno que ambos coincidan en algo, uno de los dos acabará, a la fuerza, sintiéndose decepcionado.

En casa, no pasa día sin que comentaristas y políticos de izquierda y derecha le recomienden lo que debe hacer para utilizar de forma sabia el mandato popular en las urnas. Le dicen que debe ser como el expresidente Franklin Delano Roosevelt, padre del New Deal , e impulsar un ambicioso programa de reforma progresista del país. O que sea como el republicano Ronald Reagan, y no se olvide de que EEUU, aseguran, sigue siendo un país conservador que le ha votado debido a una coyuntura económica determinada y porque su programa electoral se basó en reivindicar el sueño americano y en recortar los impuestos.

Por partes o a por todas

Le dicen que sea atrevido, valiente, en las decisiones que tome; también le dicen que sea moderado, juicioso y que se instale cómodamente en el centro del espectro político. Le recomiendan que vaya por partes, que no intente hacerlo todo al mismo tiempo, y que se incline por la economía. Y le aconsejan que, dado que ahora está en la cresta de la ola y que empezará su mandato con un elevado nivel de popularidad, lo aproveche para torear todos los astados al mismo tiempo.

"Mantente fiel a ti mismo y preocúpate más de hacer tu trabajo que de mantener tu trabajo", le recomienda un bloguero en la web de su equipo de transición, www.change.gov.