Suicidas, un ataque contra un helicóptero y una bomba en una mezquita. Como si quisieran dar la razón a los altos mandos de EEUU en Irak que en los últimos días advertían de un inminente recrudecimiento de la violencia, la resistencia volvió ayer por sus fueros y golpeó en diferentes partes del país. El saldo de la jornada --cinco iraquís muertos y 58 soldados estadounidenses heridos-- no fue muy sangriento, pero el mensaje tras unos días de relativa calma fue claro: la resistencia sigue viva.

El primer golpe se produjo en una base militar de EEUU en la localidad de Tal Afar, a unos 45 kilómetros al oeste de Mosul, en el norte del país. Allí, un suicida estrelló un coche repleto de explosivos contra las puertas de la base. El ataque se saldó con la muerte del conductor y con 58 soldados y un iraquí heridos.

EXPLOSION PREMATURA Según fuentes militares, el hecho de que los soldados dispararan contra el conductor cuando éste se negó a detenerse obligó al suicida a detonar los explosivos de forma prematura, lo que evitó más víctimas. Fuentes militares informaron de que la explosión produjo un cráter de cinco metros de diámetro.

En Bagdad, poco después de la plegaria, un explosivo estalló en la mezquita suní Ahbab al Mustafa, en el barrio de Hurriya, de mayoría shií. El atentado --que, según la policía iraquí, fue provocado por un explosivo escondido en un coche cercano a la mezquita y, según testigos, por una granada-- mató a tres iraquís y evidenció de forma sangrienta la creciente tensión entre las comunidades suní y shií.

"Acusamos a los shiís de esta acción", dijo el jeque Ahmed Dabash, que dirige los rezos en la mezquita. "Las mezquitas sunís están siendo atacadas por elementos que acusan falsamente a los sunís de apoyar al antiguo régimen", se lee en un comunicado de la Liga de Clérigos Musulmanes de Irak. Líderes sunís cifran en 60 las mezquitas de su confesión atacadas en Irak.

Y en esta jornada de violencia, el triángulo suní no podía estar al margen. Cerca de Faluya, un helicóptero de observación militar OH-58 Kiowa tuvo que aterrizar de emergencia tras ser atacado con una granada, según fuentes militares. Ningún soldado resultó herido. Otro atentado suicida se produjo en un hospital de campaña al norte de Bagdad. El kamikaze se inmoló cuando simulaba estar herido, pero sólo provocó heridas leves a los soldados a los que se acercó.

ACUERDO UNANIME Mientras, el Consejo de Gobierno Iraquí (CGI) decidió expulsar de Irak antes de que acabe el mes a unos 5.000 militantes del grupo opositor iraní Muyahidines del Pueblo. La decisión, que puede aumentar aún más la violencia, se aprobó por unanimidad "a causa del negro historial de este grupo", según un comunicado del CGI.

El CGI también decidió congelar sus fondos e impedir a sus seguidores efectuar actividades políticas. Los Muyahidines del Pueblo tenían permiso de Sadam para actuar contra el régimen iraní desde Irak, y EEUU llevaba tiempo investigando su presunta participación en crímenes de guerra y terrorismo.

De hecho, varios militantes del grupo se rindieron a las tropas de EEUU cuando invadieron el país. Sin embargo, hasta ahora no se había efectuado ninguna acción contra el grupo ni se había iniciado un desarme completo, según algunas fuentes, por temor a echar fuego a una rebelión contra las tropas estadounidenses de un grupo con capacidad para golpear a las fuerzas de ocupación.