Brahim Gachbar y su hermano Ahmed fueron puestos en libertad junto a otros cien saharauis el jueves por la noche. Gravemente heridos, según su familia, permanecían retenidos en una comisaría de El Aaiún desde el lunes, cuando se desató la mayor protesta saharaui en 35 años de conflicto.

"A Brahim le rompieron todos los dientes y a Ahmed le hicieron de todo. Le tiraron una pesa de un kilo a la cabeza y lo dejaron inconsciente", explica por teléfono otro hermano, Tahar Gachbar. Dice que acudir al hospital es un "suicidio" porque los médicos actúan "como espías en vez de sanitarios". "Tememos por la vida de Ahmed. Le dieron por todas partes, con porras y palos, y tiene la espalda rota", dice.

CIFRA CONFUSA Rabat elevó ayer a 13 la cifra oficial de víctimas mortales de la batalla campal del lunes, 11 agentes marroquís y dos civiles saharauis. Pero tanto el Frente Polisario como las fuentes consultadas de El Aaiún sostienen que el número real es mucho más elevado.

La liberación del centenar de jóvenes se produjo después de que un grupo de cheij (jefes tribales que tras la anexión se convirtieron en colaboradores de los ocupantes) se entrevistara con las autoridades marroquís en la antigua colonia española. "Mediaron en el conflicto porque saben que muchos de los jóvenes detenidos nada tuvieron que ver con las manifestaciones. Y que los demás están en su derecho de reivindicar la soberanía saharaui", afirma Mohamed Mayara, de la Asociación Saharaui de Víctimas de Violaciones de los Derechos Humanos (ASVDH).

Pero mientras unos salen, otros siguen entrando. Según la ASVDH, otros 78 jóvenes saharauis ingresaron ayer en la llamada Cárcel Negra, y los arrestos en los domicilios no cesaron. Seis detenidos --entre ellos cuatro miembros del comité que organizó el campamento de protesta aplastado-- fueron enviados a Rabat, donde deberán comparecer ante un tribunal militar. Están acusados, según Mayara, de "colaboración con el enemigo", lo que puede conllevar la pena capital, si bien Marruecos no la aplica desde hace décadas.

La psicosis bajo la que viven los saharauis de El Aaiún no solo se debe a la persecución de las autoridades, sino también al asedio de la población marroquí, con la que la convivencia va a ser a partir de ahora aún más difícil. Hammada, un joven saharaui de 15 años, dice que su infancia ha sido "amarga", pero su futuro será "un infierno".

Con todo, siempre según la versión de la ASVDH, unos 40 jóvenes salieron ayer de nuevo a protestar a las calles del centro de El Aaiún, pese al imponente despliegue de la policía y el Ejército marroquís que mantiene sellada la ciudad.