A menos de un mes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas, el candidato de la derecha, Nicolas Sarkozy, dejó ayer de ser ministro del Interior para dedicarse a su ambición de "cambiar de acera", como dijo en referencia a que la sede del ministerio está enfrente del Elíseo. Sarkozy, que encabeza los sondeos, ha logrado que la campaña se centre en la identidad nacional francesa.

En su despedida de Interior, Sarkozy no se privó de referirse al tema estrella de los últimos días de campaña, al afirmar que el ministerio que abandona garantiza la unidad de la nación simbolizada por la bandera. Sarkozy lanzó el debate hace dos semanas cuando propuso la creación de un Ministerio de la Inmigración y la Identidad Nacional.

La propuesta fue recibida con críticas, pero con aprobación en los sondeos, por lo que el candidato insistió en su idea hasta que logró que su adversaria, la socialista Ségol¨ne Royal, entrara al trapo. En los mítines de Royal suena ahora La Marsellesa, la candidata ha declarado que "todos los franceses deberían tener en casa" la bandera tricolor y su nuevo eslógan es Francia, presidenta. Aunque dice hacerlo para no dejar los símbolos a la extrema derecha, lo cierto es que estas iniciativas dividen a la izquierda y regocijan a Sarkozy.

La reivindicación por Royal del himno y la bandera llevó ayer a Libération a titular Madre Patria junto a una foto de Royal. Podría ser un nuevo apodo que añadir a los que le han adjudicado. De ellos, el que más le gusta es el de Zapatera, porque es un "símbolo de victoria", afirma.