Hace más de tres semanas que esperan una respuesta del Gobierno español. "¿Para qué me sirve a mí ser ciudadana de este país?", se pregunta Nayat Abderrahaman mientras aprieta la fotografía de su hermano. "Sólo pedimos que alguien haga una gestión, que pregunte por él, que nos informe: mi madre quiere saber si su hijo está vivo o muerto", dice la joven desde su piso de Girona.

La pesadilla comenzó el pasado 31 de enero. Hacía meses que no sabían nada de Ahmed --"La última vez que nos llamó estaba en Londres, trabajando de camarero", recuerda la joven-- cuando, de repente, aparecieron en televisión las espeluznantes imágenes de los presos de EEUU detenidos en la base militar de Guantánamo, en Cuba. "Salió la foto de mi hermano, con su nombre impreso debajo, y en las noticias dijeron que era un terrorista de Al Qaeda", añade, todavía estupefacta, Nayat.

"JAMAS TUVO PROBLEMAS"

Junto a ella, su marido, Mohamed Sadak, de 27 años, apoya con un gesto las explicaciones de la joven, que tiene 21 años. "Para que puedas imaginarte el desinterés de todos los políticos, sólo tengo que decir que tardaron casi tres meses en confirmarnos que se trataba de Ahmed. ¡Con los avances tecnológicos, de huellas digitales o ADN, que hay hoy en día!", exclama Mohamed.

Nayat y Mohamed viven en el centro de Girona desde hace más de dos años. El resto de la familia reside en Ceuta, "una ciudad en la que mi hermano vivió toda su vida sin tener jamás ningún problema con la justicia", explica la joven, que mantiene la tradición musulmana de cubrirse la cabeza con un pañuelo. Tampoco saben en qué fecha detuvieron a Ahmed. Sólo han podido confirmar que el joven, que acaba de cumplir 28 años, estaba en Pakistán cuando fue entregado a las tropas de EEUU.

"Queremos saber de qué le acusan y, si es un terrorista, que le juzguen y le condenen. Así, por lo menos, sabremos a qué atenernos", añade una contundente Nayat para sentenciar: "Lo que es desesperante es que le tengan allí sin ver, oír, ni hablar, atado de pies y manos, peor que a un animal". Ahmed es el único ciudadano español que se encuentra recluido en la base norteamericana en Cuba.

CARTA A EXTERIORES

A través de su abogado, la familia Abderrahaman --Ahmed tiene otros ocho hermanos, además de Nayat-- ha hecho llegar una carta al Ministerio de Exteriores en la que expone las condiciones en las que fue detenido y cómo se encuentra después de, según sus cálculos, un año y medio privado de libertad "y sin derechos humanos".

Hace dos semanas viajaron a Madrid para entrevistarse en el Congreso con un grupo de diputados. "Todos hicieron promesas; todos lo entendieron y nos garantizaron que nos ayudarían, pero Ahmed es un cero a la izquierda porque es musulmán y eso no les interesa".

Su familia duda de que el joven esté vinculado con algún grupo terrorista. Nayat asegura que su hermano "no se fiaba de nadie, tenía sus propias ideas y me extrañaría que se hubiese acercado a ese mundo". La joven, que tiene estudios de administrativa, advierte al Gobierno de que "si le pasa algo a Ahmed, si le juzgan en secreto y le condenan a la silla eléctrica sin que España haya hecho nada por un compatriota, será su responsabilidad. No nos vamos a cansar de luchar para que hagan algo por él".