Los bogotanos ya sienten el pálpito de la extrañeza de los tiempos que vienen. En una semana ha caído en la capital colombiana toda la lluvia que corresponde a la temporada. Sobre el cielo parecen escribirse todos los presagios. Incluso los electorales. Juan Manuel Santos, el albacea del uribismo, y el candidato verde Antanas Mockus llegan mañana empatados a la primera vuelta de las presidenciales.

Si las encuestas dan en el blanco, Mockus, el exalcalde de esta ciudad, un filósofo y matemático de origen lituano y en apariencia tan excéntrico como esos profesores de las películas de ciencia ficción, está muy cerca de cerrar el polémico ciclo que el actual presidente, Alvaro Uribe, inició hace ocho años.

POSTURA DE LAS FARC La incertidumbre se palpa en las calles, en las zonas acomodadas de la capital y en aquellas donde las promesas de redención social siguen quedándose en el nivel de las consignas. La campaña fue por lo general amable y sin grandes hechos de violencia. Unos 30 millones de colombianos están habilitados para votar. Por lo general, la mitad de ellos le da la espalda al ejercicio del sufragio. Pero la barrera de la indiferencia está por quebrarse en esta contienda en la cual las FARC han llamado a abstenerse.

Y eso es lo que hace que las elecciones tengan el vértigo de una montaña rusa. "Es increíble todo lo que puede cambiar en Colombia en un abrir y cerrar de ojos. Hace exactamente tres meses todo parecía estar consumado", señaló la revista Semana sobre el panorama electoral.

A comienzos de año, señala Semana, "una minoría estaba asqueada con los escándalos de corrupción". De repente, la Corte Constitucional le cerró el paso a la segunda reelección de Uribe. Subió a escena Santos, el ejecutor de la política de "seguridad democrática", que permitió al Estado poner en jaque a la guerrilla. Su condición de exministro de Defensa y heredero natural de un presidente con el 70% de popularidad lo colocaba en posición de favorito absoluto. Pero algo se topó en su camino: Mockus, el exrector de la principal universidad colombiana.

Además de los principales candidatos, mañana compiten la excancillera Noemí Sanín, cuyo Partido Conservador se inclinará naturalmente por Santos en la segunda vuelta; el senador Gustavo Petro, del izquierdista Polo Democrático; Germán Vargas, de Cambio Radical; y Rafael Pardo, del Partido Liberal. Las diferencias entre Santos y Mockus no son programáticas. Creen en los mismos valores económicos, pero les separa un abismo cultural.

REDES SOCIALES El exalcalde defiende en líneas generales la política de "seguridad democrática" iniciada por Uribe, pero pone el acento en la necesidad de encauzar la lucha antiterrorista dentro de la legalidad. "El fin no justifica los medios", ha repetido Mockus a lo largo de una campaña que le debe parte de su éxito a las redes sociales.

El tema de los falsos positivos , la insólita definición que le ha dado el Gobierno colombiano a las ejecuciones (más de 1.800) fuera de la ley de jóvenes marginales a los que se hizo pasar por guerrilleros, se ha metido de lleno en estas elecciones presidenciales. El escándalo salpica a Santos, que era ministro de Defensa cuando comenzaron a darse a conocer estos casos.