"La muerte de Bin Laden es el mejor regalo que EEUU podría ofrecerle a Al Qaeda y sus aliados. Vienen tiempos difíciles para Pakistán y Afganistán, pues habrá mucho derramamiento de sangre", advirtió el jueves a este periódico Allama Tahir Ashrafi, jefe del Consejo de Ulemas Unidos (MUC en sus siglas en urdu).

Como si de una premonición se tratara, apenas unas horas después, exactamente a las 5.45 hora local, un doble atentado con bomba causó la muerte de 90 personas y dejó otro centenar de heridos, la mayoría cadetes del Ejército pakistaní. El objetivo era una academia militar en la localidad de Charsada, al noroeste del país. El doble ataque suicida, que fue reivindicado por el Movimiento Talibán de Pakistán (TTP), fue el primer aviso de una venganza que se espera larga.

El atentado "es el primer acto de venganza por el martirio de Osama", declaró por teléfono, a la agencia AFP, Ehsanullah Ehsan, portavoz del TTP, que amenazó con "otros ataques más masivos" en Pakistán y Afganistán.

Sin embargo, el jefe de policía de Peshawar, Malik Naveed Khan, sugirió a esta corresponsal que el ataque podría haber sido perpetrado por la red de Omar Khalid, "muy activa en la zona administrativa de Mohmand, donde el Ejército está combatiendo a los insurgentes". Sea quien sea el autor de la masacre, este ha sido el peor atentado de lo que va de año.

EN MOTO Según la prensa local, los atentados fueron ambos obra de dos suicidas en motocicleta, que hicieron detonar los explosivos en las inmediaciones de la entrada del centro de entrenamiento de la Frontier Constabulary, cuando los reclutas cargaban sus pertenencias a un autobús. Muchos cadetes son de fuera y partían a sus ciudades para ver a sus familias tras obtener 10 días de permiso.

La televisión Express News mostró imágenes de la destrucción provocada por las explosiones, así como cuerpos en tierra que eran recogidos junto a los heridos por los servicios de res-

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