Las Fuerzas Nacionales Turcas, junto con el Ejército Nacional Sirio (el nuevo nombre del opositor Ejército Libre de Siria (ELS)), acaba de lanzar la Operación Fuente de Paz contra los terroristas del PKK/YPG y el Estado Islámico (EI) en el norte de Siria. Nuestra misión es evitar la creación de un corredor terrorista en nuestra frontera sur, y llevar la paz a la región».

De esta manera el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dio cuenta ayer del inicio de la ofensiva contra las milicias kurdo-sirias de las YPG, hasta ahora aliadas de Estados Unidos en la lucha contra los yihadistas del Estado Islámico. Poco antes del anuncio presidencial, cazas turcos empezaron los bombardeos. Las YPG están lideradas por miembros de la guerrilla del PKK, en guerra con el Estado turco desde los años 80.

En esta primera fase de la operación, según las estimaciones de los analistas, Turquía pretende conquistar unos 100 kilómetros de frontera, entre las ciudades de Tel Abiad y Ras Al Ain -los principales blancos de los bombardeos de ayer, pero no los únicos-, además de unos 30 kilómetros hacia el interior sirio.

La operación militar cuenta con el apoyo, como se ha encargado de anunciar el propio Erdogan, de 14.000 milicianos del ELS, una coalición de milicias opositoras al presidente sirio, Bashar al Asad. Erdogan, en otras operaciones contra las YPG ya ha usado al ELS: son ellos los que, mayormente, ponen los muertos sobre la mesa.

EL ALIADO RUSO / Mientras tanto, en la parte sur de la frontera, las YPG han mandado sus efectivos hacia el norte y han anunciado, además, unas primeras conversaciones con el Gobierno del Asad para recibir ayuda de Damasco y contrarrestar, así, la ofensiva turca. Rusia, el mayor aliado del presidente sirio, ha mediado en la reunión.

«El Ejército sirio confrontará la agresión turca con todas sus armas legítimas si [los turcos] violan la soberanía territorial de Siria», informó el Gobierno sirio en un comunicado. «Estamos listos para acoger a nuestro hijo perdido [las YPG]». De momento, los soldados turcos y los opositores sirios sólo han atacado por tierr la zona que rodea la ciudad de Tel Abiad. Los bombardeos, no obstante, fueron abundantes.

MILES DE SOLDADOS MUERTOS / Esta operación militar, reclamada desde hace meses por Turquía, llegó por sorpresa: el pasado domingo por la noche, el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció que los soldados estadounidenses apostados entre Tel Abiad y Ras Al Ain -unos 50 de los 2.000 que EEUU tiene como apoyo a las YPG- se retiraban de la región. Y dio, además, luz verde a Erdogan para que atacase la zona.

«Estados Unidos ha gastado ocho billones de dólares luchando y haciendo de policías en Oriente Próximo», tuiteó ayer Trump. «Miles de nuestros grandes soldados han muerto o han sido gravemente heridos. Millones de personas han muerto en el otro bando». «¡Ir a Oriente Próximo ha sido la peor decisión en la historia de nuestro país! Fuimos a la guerra bajo una premisa falsa, armas de destrucción masiva. ¡No había! Ahora, lentamente y con cuidado, estamos llevando a nuestros soldados y militares a casa. ¡EEUU es más grandes que nunca!».

Poco después, la Casa Blanca matizó en un comunicado los tuits de Trump: «EEUU no apoya este ataque y han aclarado a Turquía que esta operación es una mala idea. Turquía se ha comprometido a proteger a los civiles, proteger a las minorías y no propiciar una crisis humanitaria. Vigilaremos que sigan este compromiso».

Trump y Erdogan deberán encontrarse, si nada cambia, el próximo 13 de noviembre en Washington. Allí, en principio, ambos presidentes tendrán que decidir qué pasará con las decenas de miles de yihadistas que, en la actualidad, las YPG tienen en sus cárceles. Trump quiere que Turquía se haga cargo de ellos.

Tras los bombardeos en Ras Al Ain y Tel Abiad, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), varios miles de personas han empezado a huir de la región en dirección al sur: lejos de la frontera con Turquía. Ankara asegura que los ataques han sido contra posiciones militares de las YPG. La milicia, sin embargo, afirmó que las bombas cayeron sobre edificios de viviendas y que murieron varios civiles.