Es el tiempo de las aceitunas. Se recogen y se envían a las almazaras para convertirlas en aceite. Un tanto por ciento se apartan para consumirlas diariamente como machadas, rayadas o del año.

Las machadas se abren y se deshuesan con un buen mazo. Esto es lo que le pasa a determinados políticos, buena gente, pero los machacan, le dan por todos lados, es el caso de Angel Calle, Carlos Floriano o Carlos Sánchez Polo, los deshuesan y los endulzan durante un corto tiempo para después tomarlas de aperitivo. Esta clase de aceitunas son las más ricas, las que más apetecen, siempre a gusto del consumidor, pero las pobres sufren lo suyo.

Las aceitunas rayadas le precipitan su dulzor para también tomarlas de aperitivo o con un plato de migas. De esta clase también hay políticos, como José Antonio Giménez, José Javier Corominas, Inocente Mayoral, o Manuel Jesús Morán.

Las del año, con ellas hay que tener un cuidado especial porque si no haces una buena salmuera y agregas los ajos convenientes se te ponen zapatunas. De las del año son las aceitunas que ganan con el tiempo, es el caso de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Pilar Blanco, Mariano Gallego que le deseamos una pronta recuperación, Pedro Acedo Juan Manuel Rodríguez Tabares, Miguel Celdrán, José María Saponi, Eugenio Alvarez o Manuel Amigo.

Las aceitunas zapatunas sólo se comían en la posguerra. Hoy se tiran, como hay que tirar o eliminar a los políticos corruptos, los que gestionan mal sus municipios o las distintas instituciones donde se encuentran y, de estos, por desgracia, también los hay, ¿Cuales?, piénselo y discuta, como lo hacen diariamente con el vecino de la mesa donde lee la prensa diaria y seguro que encontrará alguno, lo malo de esta clase de aceitunas, haciendo un símil político, dependiendo de la ideología te mandan al plato de las de año buenas o las de las zapatunas. Lo dicho, es un símil de aceitunas políticas.