Dos calles que se encontraban en la Zona Sur de esta ciudad: Antonio Ossorio Bolaños, doctor cuya trayectoria fue impecable, y Andrés Valverde Grimaldi, han desaparecido del callejero.

Antonio Ossorio fue padre de José Ossorio otro insigne médico de Mérida, y tiene nietos que destacan en la medicina y un yerno Julián Santamaría, ya desaparecido, pediatra, que hizo historia en nuestra ciudad. En definitiva, una familia que no merecía tal tratamiento como para ponerle Echegaray, premio nobel de Literatura en 1904, que debe tener una calle pero no sustituir a la de un emeritense de este prestigio.

No quedó la cosa ahí. Fue a más. También desapareció la calle dedicada a Andrés Valverde Grimaldi, otro insigne médico. La sustituyeron por Jacinto Benavente, también premio Nobel de Literatura en 1922. No se puede entender semejante postura, y es que cuando se tiene un desacierto se sigue sin parar.

El doctor Valverde es otra saga familiar de doctores que ha dado a esta ciudad prestigio, trabajo y categoría. Cuenta la historia que estando operando en el hospital San Juan de Dios le comunicaron la muerte de su hija en un bombardeo de la guerra civil y se quedó, dicen las crónicas, tan blanco como su bata, pero reaccionó, pidió que llevaran a su hija a su cama. Preguntó ¿cuantos quedan?, su ayudante le dijo: veinticinco. Terminó y después fue a ver a su hija. Se le concedió la más alta condecoración sanitaria del país. Tendrán sus calles y así nos lo ha confirmado el alcalde Pedro Acedo al comentarle esta situación que hemos conocido gracias a uno de sus nieto Francisco Ossorio.