TEtn medio de los reveses de la vida, un chico con siete años y una enfermedad terminal que se creía policía porque era su ilusión, consiguió llegar al corazón de un agente en Estados Unidos, que le preparó todo un día patrullando con persecución en helicóptero incluida. Hicieron a este pequeño muy feliz, cosa que recordaban la madre y estos policías, mientras le acompañaban poco después en su último viaje sin regreso.

Gracias a esta experiencia, nació Make-A-Wish, organización que trata de hacer cumplir los deseos de niños enfermos a lo largo y ancho del mundo. Sueños, a los que no son inmunes los adultos que se vuelcan en hacerlos posibles. Así logran potenciar esa parte nuestra escondida tras la coraza que llevamos en la lucha contra los números rojos de nuestra cuenta, que nos vuelve huraños e iracundos y que sin embargo, se desmantela ante la sonrisa de Miles , un niño de cinco años con leucemia que quiere ser Batkid . San Francisco, convertida en Gotham, reclutó en breve a unos 13.000 voluntarios e incluso el propio Barack Obama , le mandó un mensaje felicitándole por su buen trabajo en sus hazañas y el alcalde le entregó la llave de la ciudad.

Una noticia que ha llegado al corazón de millones de personas a través de la imprescindible labor de los medios de comunicación, recordando que aún hay esperanza y que a veces, el mundo es un poco más bonito y más justo. Aunque Miles sigue teniendo leucemia, la realidad es que hoy es un poco más feliz.

Una información, que acaba con el día de la marmota en el que a veces estamos inmersos con discursos políticos, presentaciones de proyectos que se repiten, como el anuncio de la reordenación del tráfico en el III Milenio, dando la sensación de estar Atrapados en el tiempo con Bill Murray , película en la que hace de periodista que se despierta siempre la misma mañana, trampa de la que nuestro mini superhéroe nos ha salvado.