Las ermitas emeritenses han ido desapareciendo hasta quedar solo le ermita Nuestra Señora de la Antigua, que en su restauración se utilizó en un principio para actos culturales, como conferencias, exposiciones y para ubicar el Nacimiento realizado por José María Sanfélix.

El actual equipo de gobierno del ayuntamiento emeritense la cedió al obispado y en la actualidad se hacen actos religiosos.

ERMITAS Si los franceses entraron a saco en Mérida y destruyeron todo lo que se encontraban a su paso, los emeritenses no han sido menos a la hora de ir destruyendo ermitas, bien para hacer viviendas, adornar cocheras o no saber ni el lugar de su emplazamiento.

Las ermitas desaparecidas han sido la del Calvario, donde está el depósito de agua del acueducto romano de Los Milagros; Santa Catalina, en frente del Templo de Diana, sólo queda una huella de lo que fue el altar; San Gregorio y San Albín, San Juan, San Lázaro --las pocas piedras que quedan están de soporte en la entrada de una cochera en la calle Luis Braille--; Nuestra Señora de Loreto, Santa María del Castillo, Santa Lucía, Piedad --nos ocupamos hoy de ella--; San Salvador, Santísima Trinidad, en el actual colegio público García Lorca; y Santiago, en la plaza de la Constitución, pero no en el Parador como han aclarado los historiadores Yolanda Barroso y Francisco Morgado.

DESAPARICION Todas las ermitas han desaparecido, de ahí que narremos su historia en estas paginas dominicales y que ya en el número uno de enero de 1997 en la revista científica Mérida Ciudad y Patrimonnio los historiadores del Consorcio de la Ciudad Monumental Yolanda Barroso y Francisco Morgado, y los historiadores Bernabé Moreno de Vargas, José Alvarez Sáez de Buruaga y Vicente Navarro del Castillo nos relatan como se crearon y como han ido desapareciendo estas ermitas.

Algunas han servido de terreno para hacer viviendas, otras se han demolido sin tener motivo aparente, como la ermita de San Lázaro, mientras que otras con el tiempo fueron mudando su estructura. Desaparecieron los frailes o monjas y con la desamortización de Mendizabal en 1835, y dieron al traste con la mayoría de ellas que fueron historia de esta ciudad.

LA PIEDAD Según el historiador Vicente Navarro del Castillo parece que su fundación religiosa fue en el primer tercio del siglo XVII. Bernabé Moreno de Vargas comenta en su Historia de Mérida de 1633 que el doctor Matías de Andrada de las Casa, médico y después sacerdote, fundó en 1631 un colegio-asilo de niños desamparados, al que llamarían Monte de Piedad y donde se educaron doce niños, seis de cada sexo. El doctor quedó al morir en 1640 algunos bienes que fueron adquiridos por las leyes de la desamortización de Mendizabal.

Se hicieron cargo las monjas terciarias franciscanas, llamadas isabelinas, por tener como patrona a Santa Isabel de Hungria.

Se alzaba este convento en la calle de la Piedad, llamada así por la iglesia y que tiene en la actualidad este mismo nombre, daba también a la calle San Andrés, ahora John Lennon. Al suprimir la fundación en 1835 las monjas no lo abandonaron hasta 1851, ingresando en el convento de la Inmaculada Concepción las actuales Madres Concepcionistas que como no haya más vocaciones están abocadas a su desaparición definitiva.

La parte habitable del convento de la Piedad fue vendida y la ermita cedida a la parroquia de Santa María.

La imagen de Santa Isabel de Hungria se conserva en el convento de las Madres Concepcionistas de Mérida.

No son muchos los datos disponibles pero los estudios y las investigaciones realizadas por los historiadores han sido bastantes esclarecedoras.

La ermita era muy pequeña y muy pobre interiormente. Tenía un coro y se conservaba un nicho de una de las religiosas. Sin embargo, en la fachada de la fotografía tiene cierta prestancia, hasta que en 1969 se pide licencia al ayuntamiento por parte del obispado para su demolición, siendo otorgada por la Comisión Permanente. En la actualidad es el Centro Parroquial de Santa María y viviendas para el párroco, otros sacerdotes y particulares.