La trayectoria cofrade de José Solís empezó cuando apenas tenía 10 años y, desde entonces, ha estado vinculado de forma activa a la Semana Santa emeritense. En la actualidad es el capataz de los pasos de la Entrada en Jerusalén y de Nuestra Señora del Rosario, además de haber sido con anterioridad portador del Medinaceli, Nazareno del Calvario, Yacente, Descendimiento y Resucitado. Su entrega al mundo cofrade le llevará a ofrecer, el próximo 5 de abril, el pregón del costalero en su vigésima edición, en el año en que a su vez se cumple el XX aniversario de la primera salida del paso de la Burrita a hombros, en la que Solís formaba parte de la cuadrilla de costaleros.

-¿Cómo nace su vínculo con el mundo cofrade?

-No vengo de familia cofrade, pero mi vínculo con la Semana Santa comenzó cuando tenía 10 años y empecé a salir como hermano de luz en la cofradía del Nazareno. Ya más tarde, en el año 99, Emilio Nova, que era nuestro catequista de confirmación, nos dijo que la Infantil tenía el proyecto de sacar la Burrita a hombros, por si queríamos pertenecer a la cuadrilla. Ahí fue cuando entré en la Infantil. Desde entonces he estado en la cofradía como costalero, portador, seis años en la junta de gobierno y, desde 2012 como capataz de la Burrita y desde 2013 también lo soy del Rosario.

-¿Qué sentimientos difieren entre ser costalero y capataz?

-La verdad es que me ponía más nervioso siendo costalero. Como capataz es cierto que no te puedes relajar durante la Cuaresma, pero en cuanto salimos por el dintel me relajo un poco más porque confío en los costaleros.

-¿Cómo se tomó la noticia de que este año sería el pregonero?

-Ser el pregonero es una gran responsabilidad, pero me lo tomé con mucha alegría. Al principio no sabía ni cómo empezar a escribirlo, pero ya lo llevo bastante adelantado. En el pregón hablaré de la vida cofrade, de los sentimientos como costalero y como capataz, un poco de todo.

-¿Cómo ve la Semana Santa?

-Creo que tiene luces y sombras. Respecto a los pasos se ha trabajado bastante, antes no se tenía tanto en cuenta la salud del costalero y se salía como fuera. Ahora la participación de la ciudadanía es increíble en Semana Santa. En todos los sitios del recorrido ves gente, no hay ninguna hermandad que vaya sola por la calle y la verdad que la Semana Santa ha ganado bastante en participación. A ello se suma el turismo, la declaración de interés turístico nacional primero y ahora, internacional, mueve a la gente y vemos que los hoteles están llenos en Semana Santa. Lo menos positivo, desde mi punto de vista, es que antes había más hermanos de luz y ahora parece que hay una disminución. Esto no es bueno porque somos una Semana Santa internacional y tenemos que dar una imagen de cara al exterior, no puede haber hermandades con pocos nazarenos. Creo que esto habría que incentivarlo un poco intentando meter a la gente joven en las hermandades.

-¿Qué le parece que los pasos discurran junto a los monumentos?

-Para mí es imprescindible. Antes te metías por calles que no llamaban nada la atención y si tenemos este patrimonio monumental hay que aprovecharlo. El patrimonio romano es lo que nos diferencia del resto de Semanas Santas.

-¿Hacia dónde tiene que tender la Semana Santa emeritense?

-Creo que la Semana Santa está en una muy buena línea y debería seguir por este camino.