POR CARMEN HIDALGO

"Es para mí un gran honor presentar un año más nuestro gran Festival Flamenco Mártir Santa Eulalia, ya con su edición número 20". Esta sería la última vez que Félix Mora Dávila, presidente de la Peña Cultural de Arte Flamenco La Antigua, escribiese en la revista que cada año editaban para poder financiar un espectáculo que traía a la ciudad artistas con arte y mucho duende por bulerías, soleás o alegrías.

Desde el año 2010, el evento más importante y emblema de esta peña se despidió de la vida cultural emeritense. La falta de apoyo económico institucional para sacar adelante la publicación hizo que sus responsables decidieran dejar de organizarlo, por la imposibilidad de contratar a los artistas del nivel que requería ya este festival. "Estábamos hartos de trabajar y que no se reconociese el esfuerzo, será que al parecer en el ayuntamiento no les gusta el flamenco", explica Mora, a quien le gustaría recibir de nuevo una ayuda, porque "el festival siempre tenía muy buena acogida y es una pena, ya que podríamos hacer más actividades".

En sus comienzos, el festival de la Mártir se celebraba en el cine María Luisa y posteriormente pasó a realizarse en el centro cultural Alcazaba. A sus tablas se subieron artistas extremeños y de fuera de la región de la talla de Pedro Cintas, que actuó por primera vez en su carrera en esta peña, Isabel de Mérida, Carmen Linares, Antonio Carrión o Miguel de Tena. Además, "invitábamos a todas las peñas de Extremadura, de Huelva y de Madrid". Sin embargo, hoy Mora recuerda con nostalgia aquellos momentos llenos de "buenas anécdotas", porque durante unos días del mes de diciembre la ciudad se volvía un poco más flamenca. Y tampoco se olvida de Horacio, "un chaval sordomudo que disfrutaba con poner sus cartelitos por ahí, y que cuando se los quitaban volvía a ponerlos".

La historia

Los inicios de la peña La Antigua siempre estuvieron vinculados a este festival, aunque en sus orígenes, "nos juntamos una serie de amigos que nos gustaba el flamenco con el objetivo de escuchar a los artistas". En un principio la sede estaba en el hostal Los Milagros, en la actualidad extinto, y a él acudían para reunirse un par de veces en semana. Cada quince días hacían otro evento, de pequeño formato, en el que participaban los cantores de la peña, en aquel momento ocho, y hacían intercambios con las otras peñas. "En la peña llegamos a tener 130 socios", señala Mora, que a su vez indica cómo para formar parte de ella "se apuntaba una pareja por cinco euros para colaborar y tenían derecho a ver gratis todos los festivales que hacíamos".

El grupo de baile Pasión Flamenca, compuesto por chicos y chicas, nació en el seno de la peña, y con él "íbamos a otras peñas para que bailasen". A pesar de que por el momento los festivales de la peña se encuentran paralizados, Mora confiesa que "se siguen dando clases de baile dentro, y luego se hacen actuaciones en las fiestas de los barrios de la ciudad, porque cuando nos llaman por ahí seguimos yendo a actuar".

Nacido en Zalamea de la Serena, pero criado en la plaza Alta de Badajoz, Mora lleva toda su vida en la ciudad, con dos hijas bailaoras que se encargan de dar las clases en la peña. Su pasión por el flamenco, reconoce, "me viene en la sangre, porque lo he vivido desde pequeño junto a los cantaores". Y es que para Mora, "el flamenco hay que sentirlo, y quien no lo siente es como si nada, pero a mí me llena de mucho orgullo".