La pelota está en el tejado. Hay que subir a por ella. Bajarla sin romper ninguna teja, porque después salen goteras, impedir romperte la crisma y ponerte otra vez a jugar. Tienes, antes de comenzar el juego, que elegir el equipo más adecuado y entrenar. Siempre hay un equipo en frente y ya no hay enemigos pequeños y en política menos.

En estos momentos las gradas están repletas de espectadores para ver el espectáculo que se nos ofrece. Uno de los bandos, el de Carlos Floriano, quiere hacer un sólo equipo y jugar un partido de entrenamiento. El capitán del otro equipo, Oscar Baselga, dice que verdes las han segado y que hay que jugar.

Los aficionados no son sólo del PP, los hay en las gradas del PSOE, con Juan Carlos Rodríguez Ibarra a la cabeza, ya que es la cabeza de él quien se quieren jugar y utilizarla como balón en el próximo encuentro. Las espadas están en lo alto, lo que ocurre es que los partidarios de Ibarra tienen a los galácticos, pero no del Real Madrid, que no dan una, sino a los del Barcelona, que es el equipo de Ibarra. La comparación es como jugar uno de Primera con un equipo de Regional Preferente, con mis respetos para estos equipos que tienen toda mi consideración.

Y otro espectador a verlas venir es Pedro Acedo, que si gana es vencedor sin apelativos y si pierde, él no ha perdido, lo ha hecho Baselga, porque si hubiera ido el primero, diría: eso no hubiera ocurrido a mí.

El partido no ha comenzado y ya se están dando patadas. Hay que proveerse de espinilleras, petos y coraza. Van a hacer falta.

Celdrán tiene un cabreo al estilo Matute, y es que los matutes cuando se cabrean son peligrosos y para joder al personal ha dicho, como Fraga: yo sigo.

Al final, habrá sonrisas y lágrimas políticas que es lo mismo que una cerveza sin alcohol: ni chicha ni limoná.