El conjunto monumental se abre un año más al conocimiento de quienes acuden a la ciudad durante el periodo estival para ampliar sus saberes de la mano del yacimiento emeritense. La XXII edición de los cursos de verano del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, que arrancaron el 8 de julio, cuenta en esta ocasión con la participación de 31 alumnos procedentes de comunidades autonómas como Castilla La Mancha, Madrid, Andalucía, Cataluña, además de Extremadura, y de países como Italia o Chile. Las actividades para el alumnado se distribuyen en tres de los ámbitos de trabajo más relevantes que desarrolla la institución: arqueología, conservación y restauración, y museografía.

«Los cursos de verano forman parte de la esencia del consorcio y dentro de todos los objetivos que se plantean, uno de ellos es el de formar a futuros profesionales en el patrimonio», destaca el director del organismo, Félix Palma. «Es una satisfacción que puedan trabajar de primera mano, y con un concepto mucho más práctico, en un yacimiento de primera magnitud como es el emeritense», sostiene Palma, quien espera que los participantes vivan la «experiencia» que ofrece Mérida desde todos los puntos de vista, ya no solo el monumental.

De los tres cursos estivales que organiza el consorcio, el de mayor duración (tres semanas) es el de arqueología, cuya formación teórico-práctica se está desarrollando en la casa romana del Mitreo, y finalizará el 26 de julio. Los trabajos están dirigidos por Macarena Bustamante, profesora de la Universidad de Granada, y Ana Mª Bejarano, arqueóloga del consorcio, y se centran en diversas dependencias de la casa que permitirán ajustar mejor su cronología y configuración arquitectónica, incluso conocer ocupaciones anteriores a la domus.

En concreto, Bustamante explica que se han planteado tres sondeos dentro de la Casa del Mitreo, que cada año «nos da muchas sorpresas y nos permite ver cuál fue la cotidianidad de la Mérida entre los siglos I y III d.C.». Uno de los sondeos está asociado al viridarium, una zona ajardinada de la casa, y se está interviniendo para ver cómo estaría articulada, si tendría algún tipo de ornamentación, así como el tipo de plantas y la cronología del espacio. El segundo de los sondeos, en la zona de la entrada, se asocia a un recinto comercial y se intenta averiguar qué es lo que se procesaba o se vendía. El tercer sondeo se está realizando al lado de la entrada de la casa y el objetivo fundamental es «comprender si existiría un perímetro que diera cobertura o seguridad a la casa, incluso ver cómo eran los desagues y salidas que permitirían gestionar todos los residuos que se procesaban dentro de la casas».

Adrián Rodríguez, un universitario que está terminando la carrera de Historia, es el segundo año que participa en el curso porque «el yacimiento es espectacular, además de que es una oportunidad única para coger experiencia». «Trabajas con materiales arqueológicos de primera mano, los obtienes tú mismo, conoces la metodología para identificar estratos y, en definitiva, las nociones más importantes de la arqueología», subraya.

Por su parte, el curso de conservación y restauración, de dos semanas de duración, finalizó el pasado viernes y los trabajos se centraron en los mosaicos de la casa romana del anfiteatro. Por último, del 22 al 26 de julio se desarrollará el curso de museografía. Cabe destacar que los alumnos, además de participar en los cursos, tienen la oportunidad de asistir a charlas formativas a través de un seminario, conocer el conjunto monumental y visitar otros enclaves de la región como Cáceres y Medellín, al tiempo que también pueden acudir al festival de teatro clásico.