Tom Sharpe pasará a la historia de manera indiscutible por Wilt, el gran éxito literario que se convirtió a partir de 1976 en un auténtico fenómeno de masas, con distintas secuelas y adaptaciones. Ese retrato mordaz, extremadamente divertido y corrosivo de la sociedad británica en general y de los ambientes universitarios en particular significó su consagración como escritor, reconocido en la mejor tradición del relato humorístico.

Antes ya había escrito Reunión tumultuosa, sobre su experiencia sudafricana (país del que fue expulsado por las autoridades racistas), y después publicó también otras disecciones ácidas (hasta un total de 13 novelas) sobre sus contemporáneos, sobre el vanidoso y extraño mundo de la docencia elitista de Cambridge o sobre la historia de su país, con títulos como Los Grope, Exhibición impúdica o Becas flacas.

Sharpe es heredero de la línea que va de Sterne y Swift hasta Wodehouse , aunque con un estilo propio que él mismo definió de esta manera: "Yo escribo con un hacha". Inmisericorde con la estupidez y las vanas pretensiones de ambición, escribió durante toda su vida por el placer de escribir y con el afán de retratar desde su hilarante óptica, tan peculiar, las miserias del ser humano. Ayer murió de madrugada en Llafranc (Palafrugell), donde residía desde los años 90.