WAw la vista está que la aprobación el viernes en el Congreso de la reforma de la Constitución no ha calmado a los mercados. La Bolsa española ha bajado en los últimos días días un 7,3%, de manera que ahora se encuentra en el nivel más bajo en los dos últimos años, y la prima de riesgo ha llegado a alcanzar los 345 puntos, 34 más que el viernes. Los datos confirman que septiembre puede superar a agosto en inestabilidad, aunque siempre cabe preguntarse si, sin la reforma constitucional, la situación no sería peor. En cualquier caso, el pánico afecta a toda Europa: todos los índices, salvo Londres (-3,58%), cayeron más que Madrid y la prima de riesgo italiana se disparó hasta los 370 puntos.

Especular sobre las causas reales es un esfuerzo inútil --malos datos de Grecia y de EEUU, derrota de Merkel en las regionales alemanas, etcétera--, pero parece que se puede ir imponiendo un giro económico: la austeridad salvaje practicada hasta ahora no resuelve los problemas de fondo porque ahoga el crecimiento y sin estímulos no hay actividad ni empleo ni consumo. Es lo que acaba de reclamar la directora del FMI, Christine Lagarde y el presidente del Banco Mundial al tiempo que alertan del peligro de una nueva recesión si no se impulsa el crecimiento. También en la UE (e incluso, domésticamente los empresarios extremeños, al criticar el parón de la Junta en la obra pública), se empiezan a oír voces cuestionando la austeridad a toda costa.