MOVILIDAD URBANA

El ‘salto de la rana’

Anastasio López

Lo hemos visto estas elecciones generales y ahora de cara a las municipales: candidatos que saltan de un partido político a otro. Somos libres de ir cambiando nuestras ideas según creamos conveniente, pero a los que optan por acceder a un cargo público y gestionar los bienes y problemas de la comunidad se les exige transparencia para que puedan tener la confianza de los electores, y para ello deben demostrar un respeto por sus antiguos votantes y una honestidad profesional. Si un representante público cambia de partido, lo lógico es que se ponga como militante, como una persona de base. Pero no, vemos que el salto de la rana suele ser para tener un sillón mejor.

SOCIEDAD

No disfrutamos del presente

X. Roa

Hemos dejado de pensar en el momento presente. Nos dedicamos a acudir a eventos como conciertos, espectáculos o partidos de un deporte cualquiera para empezar a pensar en el siguiente evento de nuestro calendario y si este todavía no existe, lo creamos. Hace unas semanas acudí a un concierto que, a pesar de ser gratuito, requería una solicitud previa de entradas, dado que eran limitadas. Tocaron dos grupos, uno nativo y el otro americano. Cuando empezó el segundo, observé cómo a mi alrededor el público había desconectado del concierto.

Algunos espectadores se levantaron y se fueron, otros miraban el móvil y otros charlaban lo que no habían podido durante la pausa. Lo que me quedó claro es que lo de menos era el grupo que tocaba.

Cuantas más canciones tocaban, menos aplausos se podían escuchar. Me pareció un gesto poco respetuoso hacia un grupo que dedica su esfuerzo a componer letras, interpretarlas, ponerle entusiasmo y a cruzar el charco para estar ahí en el concierto. Quizá fuese también poco respetuoso para aquellas personas que se quedaron sin entradas.

Resulta curioso, pues no es la primera vez que me encuentro con esta situación. Recientemente, en un estadio, durante el transcurso de un partido, aprecié cómo mi vecino de la derecha compraba billetes de avión a través de internet y el de la izquierda planificaba su próximo fin de semana con la familia.

Más exagerado me resulta todavía cuando en un encuentro entre personas que no se ven con mucha frecuencia, alguien dedica gran parte del tiempo a utilizar su teléfono móvil para planificar eventos futuros con aquellos con los que dialoga a diario.

Tal vez, en ese nuevo evento planifique encontrarse con aquellos a los que prácticamente no ve nunca. ¿Aprovecharemos algún día aquello que estamos viviendo o nos dedicaremos siempre a tacharlo de la lista para poder generar más planes?