ELECCIONES

Dialogar

Pedro Feal Veira

A Coruña

Como indiqué en relación con las del 28 de abril, dudo mucho que una nueva convocatoria de elecciones solucione por sí misma el bloqueo institucional, a no ser que el enésimo adelanto electoral sirva de revulsivo para cambiar la actitud y los procedimientos de los partidos políticos, que se han venido hasta ahora mostrando más preocupados por sus cotas de poder que por solucionar los problemas de la ciudadanía. Quizás conviene recordar que desde la Antigüedad clásica, el diálogo (del griego diá, «por medio de» y lógos, «lenguaje racional») es el método por el cual se trata de llegar, mediante la deliberación y el consenso, a acuerdos razonables entre partidarios de opiniones distintas. Desde Sócrates hasta Habermas, hay toda una tradición dialógica que caracteriza al pensamiento occidental y que constituye una guía intelectual y moral para la resolución pacífica y negociada de los conflictos de intereses y las diferencias ideológicas.

Los partidos y los líderes españoles deberían beber en las fuentes de esa tradición para superar el estancamiento en que nos hallamos sumidos y, con independencia del gobierno que se forme, articular pactos de Estado capaces de sacar el país adelante, en esta etapa crítica para la UE y el mundo, al menos en temas tan esenciales como la creación de empleo, la educación, los recursos energéticos, el medio ambiente o la financiación de la seguridad social y las pensiones. Si se pudo hacer en la Transición, ¿por qué no ahora?

BOSQUES

El Amazonas es de todos

Julio Lozano

Madrid

El Amazonas es nuestro. No solo de Bolsonaro y su Gobierno, cuyo poder han conseguido mintiendo sobre lo que realmente pensaba hacer en él. Tampoco es solo de las multinacionales que lo arrasan y destruyen buscando una ganancia rápida con alimentos para animales que venderán en países ricos. Tampoco es solo del Brasil, pues lo comparte con Paraguay, Bolivia, Uruguay y Perú. Productor del 20% del oxígeno mundial, el Amazonas es vital para la salud de toda la humanidad. Su sostenimiento, pues, debe también ser sufragado en parte por otros países. Se pueden y deben ir revisando las condiciones de esa colaboración, pero no se pueden admitir rupturas bruscas y en parte irreversibles como la de Bolsonaro. Esto provoca un activo rechazo de los demás tan triste como necesariamente estamos empezando a notar ya.