Me han cerrado Madrid, esa ciudad de más de un millón de cadáveres según las últimas estadísticas de Dámaso. Esa ciudad tan descabalada, que incluso cuando la cierran sigue abierta en su cielo asombroso y en su gente hospitalaria, variopinta pero solidaria, compacta, emprendedora y creativa. Esa ciudad tan falta de sustancia histórica que su historia reciente es un milagro de crecimiento para algunos y de corrupción para otros. Me han cerrado Madrid en otoño, como a usted, amigo lector, y como a todos los que amamos sus teatros, sus bares, sus museos, su Puerta de Alcalá, sus parques e incluso su Ikea. Nos han cerrado Madrid para disgusto de muchos y deleite de Torra, consuelo póstumo para el inhabilitado, pues Illa le ha hecho caso al fin, que dicen los progresistas que Ayuso es trumpista y por eso no quería cerrar. Y olvidan que la presidenta pasó el mal en aislamiento, al contrario de lo que ha hecho el loco del pelo color naranja que pocas lecciones de dignidad puede dar al orbe. Y dicen los malpensados que el cerrojazo es para evitar el éxodo de los madrileños durante el puente. Y dicen los conformados que ya era hora y que los datos son un escándalo y dice Ayuso que ahora los datos mejoran y dice el gobierno que no se lo cree.

Para Martín Santos, Madrid era una ciudad traída y llevada por gobernantes arbitrarios, que no sabemos entonces lo que escribiría sobre Barcelona, y probablemente nada importa, pues pocos saben hoy quién fue el malogrado escritor y menos que lo sabrán en la España pospandemia, si triunfan los planes de Celáa y sus acólitos, defensores del relajo y la mediocridad.

A rebufo de Madrid han cerrado también León y Palencia y Calahorra y Linares, y resulta que París, que está en alerta máxima cierra los bares, pero no restringe la movilidad.Aquí dejamos los bares abiertos, pero cerramos las ciudades, para que sus habitantes se cuezan en sus miasmas pero con una cañita. Y mientras se dirime si Madrid seguirá o no cerrado, los expertos les dicen a los gobernantes que ellos mandarán mucho, pero saber, no saben nada.

Pues eso.