Me apena que, en el mes en el que celebramos el segundo centenario del 2 de Mayo, sea un francés el que, ante el grave problema que presenta el precio de los carburantes, nuevamente se vea capaz de hacer propuestas de cierto alcance, de Estado podríamos decir, en la Unión Europea (UE). ¿Zapatero? Parece que a por uvas.

Y es que en un contexto en el que toda Europa se empieza a movilizar por el elevado coste del combustible --comenzaron Francia, Alemania y Reino Unido y continúan España, Italia, Portugal...--, el presidente francés plateó a los gobiernos europeos la bajada de impuestos nacionales y la eliminación del IVA del gasoil para "hacerlo más asequible a los ciudadanos".

El objetivo es que los gobiernos dejen de ingresar impuestos de forma proporcional al alza del crudo, de forma que se congelaría la cantidad que percibieran los estados, que no ganarían más ante la subida del combustible. Ciertamente, me parece una medida acertada y coherente.

Pero el esfuerzo también debe recaer en la UE, según el planteamiento de Sarkozy. "Si el precio del petróleo sigue aumentando, ¿no deberíamos suspender la parte correspondiente del IVA?", se preguntó. Desgraciadamente, la máquina burocrática de Europa ya ha contestado que no está dispuesta a desprenderse, aludiendo que no es la forma más adecuada de resolver la crisis. Seguramente no conseguirá nada, pero quiero agradecer a Sarkozy que muestre interés por los problemas que afectan a los agricultores.

Domingo Martínez Madrid **

Correo electrónico