Es propio de la naturaleza humana querer escaquearse cuando uno no ha obrado del todo bien, ver la paja en el ojo ajeno y echar la culpa al otro. Jean Valjean , ejemplo para siempre de la redención que procuran el amor y el perdón, el valiente capaz de autoinculparse por evitar la cárcel a un inocente, es solo eso, un héroe inventado por Víctor Hugo . Pero no abundan esos titanes en la vida real. Todo lo contrario. En cualquier estamento, profesión o escaloncillo de la sociedad, pocos o menos están dispuestos a asumir, ya no su culpa, sino su mera participación.

El otro día me dirigí a una céntrica ferretería a por unos tornillos con que colocar unos tiradores a un escritorio antiguo del que no podía abrir los cajones. Por tratarse de una especie de pupitre bastante caduco precisaba de unos tornillos muy largos. No los había. "La culpa la tiene el mueble", me dijo el dependiente, sin duda convencido de que, si no me solucionaba el problema, al menos resplandecía su inocencia.

Lo de menos era que el cabeza de turco elegido fuera un objeto inanimado, o que lo normal en una ferretería es que haya todo tipo de tornillos. Probablemente en el subconsciente del buen muchacho operaba el cliché grabado en nuestro imaginario colectivo a fuerza de oír y ver a tanto personaje público y privado, consistente en eludir, aunque sea con excusas ridículas, cualquier tipo de yerro. Uno se encoge de hombros y desvía a otro la responsabilidad en el perjuicio causado por obra u omisión, cuando no el justo despecho del perjudicado.

Así abundan ejemplos graves, no anecdóticos como el del escritorio, de insignes y, estas sí susceptibles de ser culpables, personalidades: "La culpa es de Casillas ", insinúa Mourinho . "La culpa es de Villanueva , piensa Ana Botella . La culpa es "del que trabaja en tu casa y deja el grifo abierto"- argumenta Duran . Todos ellos preclaros representantes del apego a los privilegios y los sabrosos emolumentos inherentes a sus cargos. Para ellos, las ventajas. A la hora de responder de sus actos, pues eso: la culpa es del mueble.